Los blancos arrancaron tras el descanso con un nivel de intensidad muy inferior al del inicio del partido. El empate del Valencia sentó como un jarro de agua fría en el equipo que se marchó a los vestuarios viendo que habían dominado el juego, que se habían puesto por delante en Mestalla y que primero un penalti no pitado a favor y luego uno en contra que sí fue pitado los dejaba con un marcador que no merecían.
No es la primera vez que el equipo baja el nivel en las segundas mitades. El primer toque de atención se produjo ante el Shakthar en Champions. El Real Madrid ganaba cómodamente en Ucrania por 0-4 y en apenas 12 minutos vieron como el conjunto de Lucescu casi les empata. También contra el Getafe pasó lo mismo. Gran primera parte de los de Rafa Benítez y un segundo periodo en el que los blancos sestearon. El resultado no corría peligro, pero la afición sí se lo reprochó al equipo.
El encuentro en el Pizjuán es otro ejemplo. El conjunto merengue se marchó al descanso con 1-1 tras haber mostrado un buen juego durante 30-35 minutos, pero al salir de los vestuarios tras el descanso, el Real Madrid se vino abajo y el Sevilla terminó llevándose el partido. Al igual que en el Calderón, donde los rojiblancos empataron en los últimos minutos.
Son solo algunos antecedentes. Lo que le pasó al cuadro blanco en Valencia no es casualidad y tuvieron que expulsar a Kovacic para que los otros diez jugadores que estaban sobre el verde reaccionaran y embotellaran, de nuevo, a los de Neville.
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