El galo interiorizó junto al italiano el método perfecto para que los futbolistas se sientan cómodos: “La táctica se tiene que adaptar a los jugadores y no al revés”. Un equipo lleno de estrellas, de jugadores ofensivos, a los que les gusta tener la pelota y atacar, no puede dar uno o dos pasos hacía detrás cuando el marcador le sea favorable. En el ADN de los Cristiano, Bale, James, Benzema o Marcelo solo cabe ser un equipo ofensivo, que busque siempre el gol y que no pare de atacar en ningún instante.
Ancelotti y Zidane son almas gemelas; ambos fueron grandes centrocampistas, futbolistas que manejaban la medular a su antojo. Años después, ven el fútbol desde el punto de vista del entrenador casi como si todavía tuvieran las botas puestas. Los futbolistas son su única prioridad, por encima de la táctica. Que el jugador se sienta cómodo es la gran obsesión de Zidane.
El galo es un maestro en el arte de ‘manejar’ a sus chicos; es dialogante, lanza los mensajes ante la prensa que todo jugador quiere escuchar y en lo futbolístico, concede libertad total a todos. A cambio, exige compromiso sin balón. La llegada de Zidane puede haber sido la mejor noticia para el Madrid en mucho tiempo.
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