Isco sabe prácticamente mejor que nadie lo difícil que es ser futbolista del Real Madrid. El blanco es el club más exigente del mundo y en él nadie regala nada. Cada semana se tiene que ganar el puesto en los entrenamientos ante la enorme competencia que tiene. Así que no pocas veces se la debido pasar por la cabeza desistir y pedir una salida. Pero en lugar de ello ha bajado la cabeza y ha apretado los dientes para trabajar más fuerte y más duro que antes para convencer a su entrenador. Y poco a poco el tiempo le empieza a dar la razón y le está premiando por su esfuerzo.
No se puede negar que Isco lo pasó mal en sus casi seis meses con Rafa Benítez. En los últimos días del madrileño en el banquillo llegó a ser uno de los 'olvidados' de la plantilla y empezaba a acostumbrarse a ver los partidos desde la banda. Pero él asumió su situación con madurez y entereza y nunca cejó en su empeño de demostrar su calidad en cada entrenamiento para ganarse un puesto.
Como destaca 'Marca', el jugador demostró tener una mentalidad de "acero" y no de desmoralizó nunca. Y ahora empieza a recoger los frutos con Zidane como 'jefe'. Dos partidos, dos titularidades. Todo ese trabajo, ese esfuerzo, le ha valido mucho la pena. Y el reultado es un Isco mucho mejor que el que llegó al club en el verano de 2013. Un futbolista que no ha perdido ni un átomo de calidad, pero que ahora además de eso aporta esfuerzo, constancia y dedicación. Ingredientes que le convierten en un absoluto 'crack' y que ahora le hacen soñar con acabar convirtiéndose en uno de esos pocos 'intocables' que puede tener un club del nivel del Real Madrid.
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