El galés reapareció en la convocatoria tras 47 días de ausencia para medirse al Celta de Vigo. Y en el partido no fue titular, pero Zidane le dio algo más de media hora para que empezara a recuperar sensaciones. Y a fe que lo hizo, porque cuajó una extraordinaria actuación que además coronó con el séptimo y último gol de la tarde. Un tanto conseguido tras dirigir un contragolpe en el que se animó a disparar desde la frontal del área. Su disparo no salió muy fuerte, pero sí lo suficientemente ajustado para dar en el palo y acabar entrando en la portería gallega.
Bien es cierto que el galés tuvo minutos cuando el partido ya estaba muy de cara, pero las sensaciones que dejó fueron inmejorables. No sólo por su gran gol, sino también por la demostración de fuerza y velocidad que mostró en algunas jugadas. Por lo visto ante el Celta es como si no hubiera estado lesionado desde finales del mes de enero. Y es que parece que ha retomado el juego justo donde lo dejó, en uno de sus mejores momentos con la camiseta del Real Madrid.
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