El abrazo de Florentino con Zidane tras ganar la Champions
Florentino Pérez sabe que estar un año en la presidencia del Real Madrid es como vivir cinco a cargo de otro club. Por eso, y tras más de una docena con máximo mandatario de la institución merengue, supo mantener la calma cuando en el pasado mes de febrero la marcha del equipo no auguraba nada bueno para el final de la temporada.
El empresario ha vivido en los últimos meses algunos de los peores momentos de su dilatada trayectoria al frente del
Real Madrid. El pasado verano decidió apostar por la salida de
Carlo Ancelotti después de que el entrenador de la '
Décima' cerrara la temporada 2014/15 sin ningún título de postín, y en su lugar optó por traer a un hombre de la casa,
Rafa Benítez. No cabe duda de que sus intenciones eran buenas, ya que pretendía contar con un técnico de carácter y experiencia que conocía a la perfección la 'casa'. Sin embargo, el tiempo demostró que se acabó equivocando con su decisión, pues consiguió el efecto contrario al deseado y el equipo no levantó cabeza en la primera mitad de la temporada.
Él fue el primero que se dio cuenta de que la situación era insostenible, así que el 4 de enero de 2016 tomó una de las decisiones más difíciles de su vida al destituir a
Benítez y escoger a
Zidane. Las críticas le llovieron, tanto por haber contratado al primero como por haber escogido al segundo como relevo. Pero él no lo dudó y depositó toda su confianza en el francés, incluso cuando el 27 de febrero un sector del
Santiago Bernabéu pidió su dimisión durante la dolorosa derrota (0-1) en el derbi ante el
Atlético de Madrid.
Tras este episodio el presidente calló y aguantó el 'chaparrón' como pudo. Y su paciencia acabó teniendo premio, porque a partir de ese momento el equipo no paró de ganar. El
Real Madrid de
'Zizou' se convirtió en una 'máquina' imparable e inició una extraordinaria remontada en la
Liga mientras avanzaba rondas en la
Champions. Al final sólo un punto le separó del título en la competición doméstica, pero el disgusto se hizo más llevadero tras levantar con sufrimiento la
'Undécima' en
Milán. En tres meses
Florentino pasó de los pitos a la aclamación popular y todo porque supo enmendar su equivocación con lo que puede acabar siendo uno de los mayores aciertos de su vida: el de confiar en
Zidane cuando casi nadie daba un duro por él.
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