Zidane y Florentino durante un acto público
En el seno del Real Madrid el convencimiento es pleno: el club tiene a su servicio la mejor plantilla del mundo. La conquista de la Supercopa en Noruega sólo sirvió para refrendar esta idea en las oficinas del Santiago Bernabéu, por lo que su política de fichajes sigue siendo exactamente la misma que la que existía el pasado 1 de julio.
El verano está siendo realmente atípico en el
Real Madrid. Cualquier otro club en su situación - amenazado de sanción de un año por la
FIFA - quizás estuviese dedicando todo el verano a fichar de forma indiscriminada para estar preparado ante cualquier contingencia. Pero el conjunto blanco no es uno más. Es el
campeón de Europa y flamante ganador de la
Supercopa. Un equipo con una plantilla compensada y de enorme calidad que no tiene nada que envidiarle al resto de clubes, por mucho que estos fichen y se refuercen con hombres como
André Gomes, Pogba o Gameiro.
Así que las hojas del calendario siguen cayendo, pero en el
Madrid la postura sigue siendo la misma: la plantilla está completa a día de hoy y sólo habría movimientos si uno de sus actuales jugadores abandona el equipo. Es decir, un cambio de 'piezas' en una posición fíja. Nada más. Con la vuelta de
Morata, Coentrao y Asensio Zidane se da por satisfecho para tapar las carencias que podía tener el equipo tras el último año; si bien sí le gustaría contar con mediocentro defensivo más que pueda sustituir a
Casemiro en determinados partidos.
Pero, en todo caso, se trata de una necesidad que no es imperiosa y que sólo se cubrirá si otro centrocampista deja el
Real Madrid en los próximos días. De ahí que el técnico y el presidente mantengan su discurso de que "hasta el 31 de agosto todo puede pasar". Porque si primero llega una oferta interesante y se logra cerrar, luego vendrá un fichaje con total seguridad. Si no, todo seguirá exactamente igual, con o sin castigo de la
FIFA.
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