La actitud del ‘10’ ha cambiado de manera radical; después de no contar siquiera con minutos en el Camp Nou-Zidane prefirió darle minutos a Mariano-, el ‘cafetero’ se ató los ‘machos’, fue a Valdebebas a entrenar, se ganó el afecto del entrenador, y contra el Borussia Dortmund cuajó un excelente encuentro. Realizó una primera parte sobresaliente y puso una pelota ‘deliciosa’ para que Benzema marcase el 2-0 en el marcador. Rodríguez peleó, luchó, se movió y recordó al mejor James, al de la temporada 2014-2015.
Tres días más tarde llegó el encuentro contra el Deportivo de la Coruña; pese a no estar tan brillante como ante los alemanes, al ex del Mónaco se le vieron hechuras que parecían perdidas. No paró de correr y de buscar el desmarque durante los 90 minutos y con su clase puso en constante jaque a la zaga deportivista. El gol de Sergio Ramos en el descuento lo vivió con la enorme alegría que merecía. Pese a las ausencias, el Madrid de James había logrado sacar tres puntos clave.
Y llega el Mundial de Clubes, una competición en la que se lució hace dos años-en Marrakech conquistó su segundo título con la camiseta blanca- y en la que espera seguir siendo importante para Zinedine Zidane. El francés medita si darle continuidad o relegarle al banquillo. La competencia en la medular es extrema tras la recuperación de Casemiro y Kroos. James ha dado el paso adelante necesario. Ahora Zidane deberá decidir. El ‘10’ quiere comerse el mundo en Japón.
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