James tendrá al menos seis meses para darle la vuelta a su situación. Tras sus polémicas palabras después de la final del Mundial de Clubes, el mediapunta ha regresado a España consciente de que no se marchará en este mercado de invierno y ahora tiene dos opciones. La primera rendirse y dejarse ir estos meses. La segunda, luchar por recuperar el puesto perdido.
El verse en el banquillo de suplentes es algo que ya ha vivido James a lo largo de su carrera. En sus primeros meses en Argentina, el jugador merengue lo pasó realmente mal. Le costó mucho la adaptación y no estaba a gusto. Además en 2009, cuando hizo la pretemporada con el primer equipo de Banfield, también tuvo dificutades para comprender las exigencias del Falcioni.
Tampoco fueron fáciles sus inicios en el Mónaco. Después de tres grandes años en el Oporto, el conjunto francés pagó 45 millones de euros por él. Con Ranieri de entrenador, el aspecto físico era algo fundamental y en los dos primeros meses de competición tan solo jugó dos partidos, aunque es cierto que estuvo lesionado. Ahora, después de los problemas con Benítez y de no terminar de convencer a Zidane, James vuelve a afrontar una situación que para él no es desconocida.
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