Zidane abraza a Varane tras su gol al Sevilla
Zinedine Zidane es un hombre que siempre habla claro. Para bien y para mal. Detrás de su fachada de hombre tímido se esconde una persona franca y sincera, sobre todo a la hora de realizar su trabajo. Por eso después de cada partido le comenta a sus futbolistas lo que piensa sobre su actuación, y el pasado miércoles no escatimó en elogios a la plantilla tras su 'exhibición' ante el Sevilla.
Como es lógico, en el año que lleva en el banquillo el
Real Madrid ha tenido partidos muy buenos, buenos, regulares y malos. Pero su actuación ante la escuadra de
Sampaoli estuvo en el grupo de los primeros e incluso se podría decir que fue el mejor partido de la 'era
Zidane'. Y no solo por el juego, sino también por la enjundia del rival y por la situación en la que llegaba el equipo blanco al equipo por contar hasta con seis bajas de relevancia para afrontar el choque.
Por eso el entrenador francés se 'soltó' cuando el equipo regresó al vestuario tras certificar el triunfo por 3-0.
Zidane le dejó claro a sus hombres que lo habían "bordado" y que habían cumplido con todas y cada una de las instrucciones que les había dado antes del choque. De hecho, incluso llegó a asegurar que en la primera parte el
Real Madrid había rozado la "perfección" en prácticamente todos los aspectos de juego, por lo que su alegría y satisfacción era máximas.
No en vano, ni
Zidane ni prácticamente nadie se esperaba que el equipo regresara tan bien de las casi dos semanas de 'parón' por las
Navidades. El cuerpo técnico trabajó duro a la vuelta de las vacaciones para que la plantilla estuviera a tope con el objetivo de encarar la temible 'cuesta de enero'. Pero su rendimiento en el partido supero todas las expectativas, ya que el equipo desarboló física y técnicamente a su rival. Un
Sevilla que, por cierto, llegaba al
Santiago Bernabéu como gran revelación de la temporada en el fútbol español.
Bajo este panorama las perspectivas son buenas a corto y medio plazo, pero ahora
Zidane tendrá que trabajar duro para que sus jugadores no se relajen y se dejen seducir por las buenas palabras que están escuchando en las últimas horas. El récord de 38 partidos sin perder sigue vigente y ahora la misión será seguir llevando esta cifra lo más lejos posible. De hecho, con un encuentro más se igualará el récord histórico del fútbol español, el cual está en poder del
Barcelona de
Luis Enrique. Y con cuatro partidos más se alcanzará a la
Juventus de
Antonio Conte (42), tope máximo en la historia del fútbol europeo.
El reto, seguir dosificando esfuerzos sin afectar al rendimientoPero no todo va a ser trabajo psicológico por parte de
Zinedine Zidane. El francés también tiene por delante el reto de seguir haciendo las cosas tal y como las ha manejado en los últimos meses. Algo que puede parecer fácil, pero que realmente no lo es. Su intención es seguir acertando a la hora de manejar las rotaciones y confeccionar los onces iniciales para afrontar los partidos. De hecho, hoy por hoy el equipo cuenta con numerosas bajas -
Ramos, Pepe, Kovacic, Lucas Vázquez y Bale -, por lo que esta situación es más una obligación que una opción.
A lo largo de esta temporada la tónica general ha sido afrontar numerosas lesiones y no parece que el panorama vaya a cambiar en los próximos meses. Seguramente se produzcan nuevos problemas físicos en los futbolistas que obliguen a
Zidane a seguir quebrándose la cabeza para elaborar onces de garantías, por lo que
la tónica general seguirá siendo la de ver un equipo prácticamente nuevo para cada partido. Algo que realmente no será importante si los que juegan son capaces de mantener el nivel de fútbol o incluso elevarlo, tal y como sucedió el pasado miércoles en la
Copa del Rey.
Aunque al menos el entrenador contará con una gran ventaja a la hora de hacer este trabajo, ya que tiene a la plantilla de su lado. La buena sintonía que tiene con la plantilla es una realidad y eso se ve en cada gesto y cada detalle en los entrenamientos y en los partidos. De ahí la facildad que tiene
'Zizou' para ser claro con el equipo tanto cuando las cosas vienen bien dadas cuando ocurre todo lo contrario. El
'feedback' entrenador-equipo fluye con facilidad y cuando hay plena comunicación las cosas acaban siendo siempre mucho más sencillas.
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