¡El presidente del Sevilla acusa a Ramos de provocar a los Biris!

José Castro entró al trapo y demostró ser un gran sucesor de José María del Nido


El presidente del Sevilla José Castro

El presidente del Sevilla José Castro




Castro ha aprovechado su presencia en los Premios Nacionales del Deporte para explayarse sobre lo que comentó Ramos en relación a su persona. "Es un extraordinario jugador que salió de un gran club y ahora está en el Real Madrid. Pero tiene que dedicarse a jugar en su equipo y, si tiene que aconsejar a algún presidente, que lo haga con el suyo. No al Sevilla Fútbol Club, que suficiente tiene con sus problemas y que trabaja micho más de lo que él cree en el tema de solucionar los problemas de violencia verbal" ha asegurado.

Pero, sorprendentemente, en lugar de demostrarlo y censurar a los aficionados que se excedieron con el capitán merengue, el presidente del Sevilla se ha dejado aún más en evidencia al intentar justificar estas faltas de respeto.

"Hubo insultos a Sergio, pero él estropeó el camino recorrido. Que a nadie se le olvide que este presidente es el que hace poco más de dos años preparó una iniciativa para arreglar un poco ese problema que tenía Ramos con la afición y le dio ese pequeño homenaje en el campo para intentar que hubiese otra actitud hacia él. Pero lo que no se puede hacer es provocar a la afición. La solución no es provocar dos veces al presidente de otro club. Puso toda la afición contra él y yo no tengo ninguna vehemencia contra él, pero soy el presidente del Sevilla y tengo que defender los intereses del club" ha añadido.

Y para acabar, José Castro ha continuado con su discurso surrealista para defender que la grada de los Biris no sea cerrada por Antiviolencia: "ellos son conscientes de todo el trabajo que el club está haciendo para que haya insultos. Estamos aburridos de decir que para no animar no hay que insultar. Pero si cierran el estadio del Sevilla tendrán que cerrar otros muchos, porque ayer mismo jugamos en el Sadar y nos insultaron 10 ó 15 veces". 

Así pues, su argumento para evitar la sanción es que, como todo el mundo lo hace, ellos no merecen recibir un castigo. Una triste justificación que no beneficia a esta lucha que lleva años emprendiendo el fútbol español contra la violencia en los estadios. Y es que, mientras haya un dirigente o directivo que ponga paños calientes a este triste problema, seguramente vaya a ser imposible conseguir erradicarla en su totalidad. Y eso es lo exactamente lo que ha hecho Castro, más preocupado de agradar a su afición que de demostrar señorío y respeto por los valores del deporte.