Así ha encajado el vestuario el 'palo' de Mestalla

El Real Madrid está 'picado' en el orgullo tras el 2-1 del miércoles


Zidane habla con Benzema en Mestalla

Zidane habla con Benzema en Mestalla




En el equipo había cierta ilusión con poder sumar estos tres puntos para distanciar al Barcelona a cuatro y al Sevilla a cinco. Además, el rival parecía propicio por tratarse del Valencia, un conjunto en horas bajas que ha tenido tres entrenadores en lo que llevamos de temporada y que hace apenas dos semanas había perdido por 0-4 en su estadio ante el Eibar. Pero al final, como suele pasar con todos los equipos, los chés se crecieron ante su rival y se bastaron con 10 minutos buenos para lograr una ventaja de dos goles que a la postre acabaría siendo insalvable para los de Zidane.

A lo largo de una temporada siempre acaba habiendo partidos malos. De esos en los que no te sale nada mientras el rival lo borda casi sin querer. Y el de Mestalla fue uno de ellos. No se puede decir que el Real Madrid jugara mal. De hecho, practicó buen fútbol por momentos y lo intentó incansablemente. Pero faltó profundidad en el juego y remate. Y también actitud en los instantes iniciales, tal y como reconocieron algunos jugadores tras el partido y el propio entrenador francés. Por eso ahora ha tocado hacer autocrítica y reflexionar, porque lo que hay por delante es como para estar con las 'orejas tiesas'.

Y es que el próximo domingo toca jugar en el Estadio de la Cerámica. Y este es un lugar donde al Real Madrid se le han atragantado los partidos en los últimos años. De hecho, el Villarreal ya logró sacar un empate del Santiago Bernabéu en la primera vuelta, por lo que es uno de los pocos equipos que esta temporada ha logrado puntuar en el feudo madridista. Así que en el vestuario merengue la preocupación es máxima, porque ante todo no se quiere que esta semana acabe pasando a los anales por ser 'negra' respecto a las aspiraciones ligueras del equipo.

Por todo ello entre los jugadores hay una sensación de enfado. Según destaca el diario 'Marca', la plantilla lamenta que por 10 minutos malos en Valencia se escaparan tres puntos valiosísimos. Fue una desconexión impropia de un equipo del nivel del madridista, de ahí que ahora duela más esta derrota. La idea que ronda sus cabezas es que esos dos errores puntuales que costaron los goles de los de Voro se podrían haber evitado con algo más de tensión competitiva. Y por eso precisamente es más doloroso este resultado. Al fin y al cabo, el equipo tuvo su parte de responsabilidad en lo sucedido.

Optimismo a pesar de todo

De todas formas, hay lecturas positivas de lo ocurrido. Para empezar, el equipo sigue líder y con las opciones de título intactas. Como dijo Sergio Ramos, cualquier madridista habría firmado hoy estar primero en la Liga con un partido aún por jugar. Y tampoco se puede negar que tras el 2-0 hubo actitud, ganas y juego. Así que no puede ni debe cundir el pánico. Pero se hace imperioso vencer el domingo en Villarreal para no empezar a ver fantasmas. Y sobre todo, para no ponerle en bandeja a este Barcelona moribundo la opción de volverse a ver el primero en la clasificación. Porque eso sería lo peor, darle vida a un equipo prácticamente noqueado.

En consecuencia, este viernes el equipo ha vuelto al trabajo tras la reflexión del jueves - día libre -. Y lo ha hecho muy consciente de lo que hay que mejorar y arreglar para competir este fin de semana como se debe. Los futbolistas y el cuerpo técnico saben de su importancia y además cuentan con un pequeño plus de moral, ya que el Barcelona visita el Vicente Calderón en su peor momento de la temporada. Lo cual significa que hay posibilidades de recuperar dos o tres de los puntos perdidos el miércoles en Mestalla. Pero para ello habrá que ganar a los de Escribá, una tarea que ya de por sí era titánica y que ahora ha multiplicado su importancia.

Esto hace que el partido del domingo sea visto casi como una final en el vestuario. El equipo ya vivió un pequeño bache tras perder en Sevilla que le acabó costando la Copa del Rey, por lo que ahora hay que evitar que ocurra algo parecido. La mejor forma de olvidar una derrota es ganar en el siguiente partido, por lo que la tranquilidad en el equipo pasa por recuperar las buenas sensaciones en el antiguo Madrigal.