El colectivo arbitral ha mantenido con vida al Barça en esta Liga; entre la ‘MSN’ y los árbitros, Luis Enrique se ha salvado de un ridículo histórico por culpa de una plantilla que en su conjunto no ha dado la talla. Pese a las quejas constantes e injustificadas de Gerard Piqué, el Barcelona no puede quejarse de los árbitros sino más bien todo lo contrario. Tantas y tantas jugadas dudosas se han resuelto siempre a favor de los culés que, en ocasiones, cuesta creer en la honorabilidad de los colegiados.
Los siete penaltis pitados a favor sin recibir ni uno solo en contra, los 19 señalados la pasada campaña o las 11 expulsiones de la temporada pasada del rival de turno, han puesto las dos últimas Ligas en bandeja al conjunto barcelonista. Pese a todo, en la pasada el Real Madrid luchó hasta la última jornada y, en esta, depende de sí mismo para ganarla a tres jornadas de la conclusión.
El victimismo constante en ‘Can Barça’ asquea no solo al madridismo sino a los aficionados al fútbol que quieran una competición limpia y no con ayudas constantes al club que, recientemente, se ha adherido al pacto nacional por la independencia de Cataluña. El Barça no hace más que dar ejemplo a la sociedad, pero un ejemplo negativo. Si ustedes tienen niños no les pongan los partidos de los azulgranas porque conocerán en primera persona como se comete un atraco.
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