Es el jugador que aporta la pausa y la clase en el centro del campo del Real Madrid, un derroche de elegancia y desborde con el balón al servicio del madridismo. Sus pases con el exterior son su marca registrada y su humildad dentro y fuera del campo están fuera de toda duda.
Se trata de Luka Modric, el croata es el mejor centrocampista del mundo y es imposible pensar en un Real Madrid que no esté comandado por él. Un jugador que nunca dice una palabra más alta que otra y que sólo se preocupa de hacer jugar al Real Madrid y de regalar auténticas tardes gloriosas de buen fútbol a una afición que tiene absolutamente entregada a su talento. Atrás queda su debut en la vuelta de la Supercopa de España ante el Barcelona hasta su último partido contra el Atleti en el Calderón, un partido especial para él puesto que es el número 210 con la camiseta blanca. Modric tiene todavía un gran futuro por delante siendo la manija en el centro del campo blanco.
Su palmarés es numeroso en cuanto a títulos internacionales, con dos Champions, camino de su tercera, dos Supercopas de Europa y dos Mundiales de Clubes. Tan sólo le queda por añadir a su colección el título de Liga para la cuál sólo restan tres jornadas. Modric tiene especial ilusión por conquistar el único trofeo que le queda y lo demuestra cada vez que tiene la oportunidad.
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