Un Madrid-Barça nunca es un amistoso aunque no haya ni puntos ni un título en juego. Lo cierto es que la batalla no sólo se vivió en el campo sino también en los banquillos ya que era el primer duelo entre Zidane y Valverde desde que el técnico vasco se hizo cargo del club culé.
Un Zidane que apostó por un once donde en la portería y en la defensa no especuló, Sergio Ramos volvió a acompañar a Varane en el centro, mientras que en el centro del campo, Kovacic entró en lugar del lesionado Kroos. Arriba existía la duda de si jugaría Isco o apostaría por Asensio y finalmente fue el balear quién salió de inicio junto a Bale y Benzema. Un sistema 4-3-3 que sobre el papel parecía el dibujo táctico de Zidane, pero que más tarde se vio como en función del partido y con la idea de tenar control en el centro del campo, se convertía en 4-4-2 con Asensio ayudando en labores defensivas.
Más tarde hubo tiempo para que otros jugadores tuvieran su oportunidad y el sistema se mantuvo permutando en fases del partido. Evidentemente esto son probaturas de cara a lo realmente importante que llegará con la Supercopa de España y con un factor que puede resultar absolutamente diferencial: la presencia de Cristiano Ronaldo, por lo que es muy posible pensar que ese sistema 4-3-3 sea el utilizado para el segundo título que se jugará el Madrid en agosto.
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