Los franceses, en líneas generales, han tenido muy poca autocrítica por el partido del Bernabéu. Tanto su dueño como el entrenador han sacado su lado más ‘llorón’ apuntando al colegiado del encuentro, el italiano Rocchi, como el único culpable de la derrota. Como táctica para escurrir el bulto está bien pero no deja de ser una falsedad del PSG para calentar lo máximo posible el partido de vuelta.
La última triquiñuela del equipo del Parque de los Príncipes es una queja formal que le han enviado a la UEFA por la cartulina amarilla que vio Rabiot en el partido tras una falta sobre Modric. Según apunta L’Equipe, los franceses han enviado este escrito aun sabiendo que es poco probable que le retiren la tarjeta porque la UEFA no suele hacerlo salvo que el árbitro se hubiera equivocado en el nombre del infractor.
Eso sí, aunque al PSG no le sirviera de nada esta queja y a Rabiot no le quiten esa amarilla (tarjeta que no le impedirá jugar la vuelta), lo que sí están haciendo los galos es seguir metiendo presión tanto a la UEFA como al árbitro que tenga que pitar ese PSG-Real Madrid del 6 de marzo en el Parque de los Príncipes. Los parisinos están cocinando una encerrona de época para los de Zidane. Eso sí, de fútbol y de lo ‘cagón’ que fue su entrenador, no han dicho ninguna palabra.
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