La primera de ellas es la de marcar fuera de casa. Para Zidane es obligatorio marcar en Múnich si el equipo quiere tener éxito en la eliminatoria. De hecho, los blancos han sido capaces de marcarle dos goles al PSG en el Parque de los Príncipes y tres a la Juventus en su propia casa, es decir, que lo de anotar lejos del Bernabéu es algo que se le da especialmente bien al cuadro blanco. Hacerlo en Múnich acercaría el sueño de la final en Kiev.
El segundo aspecto que Zidane le va a transmitir a su equipo es que quiere un partido abierto, sin complejos. Nada de quedarse encerrados durante los 90 minutos salvaguardando el cero en la portería por miedo a encajar gol. El técnico es de los que piensa que un planteamiento demasiado ‘cagón’ en un partido de ida fuera de casa le puede terminar pasando factura. Es una obviedad, pero Zidane prefiere un 2-2 que un 0-0. Por eso, nada de ponerle el culo de los defensas en la cara de Keylor Navas. Sería un error.
La tercera de las premisas que Zidane les va a cantar a sus jugadores tiene que ver con el árbitro y el ambiente. Y es que después de todo lo que se ha movido tras el penalti de Lucas en el choque frente a la Juventus, el peligro para el Real Madrid en esta serie puede llegar desde el silbato. Van a ser muchas las presiones, por lo que Zidane quiere advertir a sus jugadores para que tengan cuidado con las faltas, las protestas y cualquier tipo de acción dudosa.
Zidane quiere tener cuidado hasta el más mínimo detalle para una eliminatoria que se presenta tan complicada como igualada. El Madrid ha demostrado ser una montaña rusa de emociones, incluso en la Champions. Capaz de ganar 0-3 en Turín y de ponerse 0-3 abajo ante el mismo rival en campo propio. Por eso, es vital para los blancos seguir las líneas maestras de su técnico. Si lo hacen a la perfección, el pase a Kiev estará muy cerca.
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