A sus espaldas tiene el hecho de ser el fichaje más caro hasta el momento de la historia del Real Madrid, que no es poco, pero puede que Gareth Bale sea el jugador con más presión que este sábado salte al Olímpico de Kiev para medirse al Liverpool.
Aún está por ver si será de titular o desde el banquillo, pero lo que es seguro es que si hace un buen partido y sobre todo, es decisivo para el devenir de la final, su futuro en el club podría ser muy diferente. A nadie se le escapa que Bale está en la rampa de salida este verano para abandonar el equipo, se le ha notado en algunos momentos ausente, distraído y hasta triste. Una situación que sólo los goles y los buenos partidos, sumado al cariño de sus compañeros han conseguido cambiar. Ahora Bale tiene a a afición dividida, cuando hace poco había casi unanimidad: había que venderle y lo más importante, ha cambiado la opinión de su entrenador, quién apenas contó con él ante la Juventus y Bayern y ahora es su principal duda en la final.
Si el sábado en Kiev se ve al Bale apático, despistado e intrascendente en el partido, todo indicará que sus días de blanco llegarán a su fin. Pero si por el contrario, sigue marcando goles, dejándose notar y mostrando ganas, hambre y entusiasmo como en los últimos partidos, la historia de Bale en el Real Madrid se habría ganado por lo menos el beneplácito de continuar al menos una temporada más.
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