Isco está muy lejos de su mejor versión. No está bien, de eso no hay duda. El malagueño tuvo que pasar por el quirófano el 25 de septiembre por una apendicitis y estuvo un mes de baja –reapareció el 20 de octubre contra el Levante-. Desde entonces, no ha vuelto a ser el mismo, algo coherente después de ese largo periodo de inactividad.
Santiago Hernán Solari no está contando con él todo lo que desearía. Isco solo suma 51 minutos -34, ante el Valladolid y 17, ante el Viktoria Plzen- en los cuatro partidos que lleva el argentino en el banquillo del Real Madrid. Ahora, el cuentakilómetros del malagueño está a cero, y Solari y Pintus tienen entre ceja y ceja recuperar a Isco, haciendo que recupere su mejor versión.
Y, aunque desde Barcelona no quieran verlo así, el Real Madrid, a día de hoy, en el peor momento de Isco, no se plantea venderlo. La caverna culé vuelve acometer el mismo fallo de siempre en estas últimas temporadas –dar por muerto al equipo blanco, aunque en este caso la crítica se centre en un jugador-. Al final de todo, ya veremos cómo acaban las cosas y si Isco recupera su mejor forma o abandona el Real Madrid. De lo que no hay duda, es que el de Arroyo de la Miel es una obesión permanente desde su llegada al Santiago Bernabéu hace seis cursos.
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