Ramos desvela su mejor recuerdo en Champions: ¡no podía ser otro!

El madridista asegura que su mejor recuerdo fue el gol de Lisboa, ese que fue capaz de dar la Décima al Real Madrid


Sergio Ramos

Sergio Ramos




Ramos es leyenda viva del Real Madrid. Nadie lo duda, y menos aún cuando fue él quien nos enseñó el camino a Lisboa, concretamente al Estadio Da Luz, donde muchos años después, el madridismo creyó en volver a levantar la Champions. Dio goles en partidos vitales, y demostró que tiene una cabeza (y un corazón) que además de ser blanca, es de oro. ¿Qué madridista no recordará esa fatídica noche en Lisboa? Además, con el eterno rival, el Atlético de Madrid. Seguramente más de la mitad de la población de Madrid estaba ahí, acompañando a dos de los equipos de la ciudad en una noche mágica. Todo estaba perdido, corrían los minutos de descuento, y el Real perdía. Pero hay una cosa que el madridismo tiene grabado a fuego: “el partido no acaba hasta que el arbitro pite el final”.

En una entrevista para TUDN, Sergio Ramos fue preguntado por su mejor recuerdo en Champions, y el de Camas no defraudó con su respuesta, esa que probablemente compartan millones de madridistas: “Yo creo que el gol de Lisboa ha sido el momento más representativo en los últimos años, a nivel personal y del Madrid. Cambió la historia porque nos sirvió para volver a ganarla y hacerlo de tres veces consecutivas. También por cómo se dio el partido significa mucho. Las Champions son como mis hijos, no te puedo decir a quién quiero más". (Ramos recomienda al Madrid su posible sustituto y opina del BdO)

Su padre siempre ha sido vital en la vida del jugador, al que muestra su cariño públicamente en muchas ocasiones. Según el central, ha sido su progenitor el que le ha enseñado todo en la vida, y como no, el que le enseñó a cabecear de esa manera para que en las noches importantes pudiera dar Copas de Europa al Real Madrid: "Yo siempre me acuerdo en una playa con mi padre, donde nos metíamos en el agua y él me tiraba balones y yo cabeceaba, tiraba y al final parece que lo que acaba siendo un juego se conforma en una virtud. Siempre le tendré ese agradecimiento a mi padre. Y si a eso le incluyes un poco de fe cuando voy y subo a un córner, siempre voy convencido de que voy a lograr rematar el balón".