El crack belga, tal y como confirmó él mismo, llegó a la pretemporada con algún kilo de más y tardó en coger la forma, pero lo logró hasta que Thomas Meunier quiso. El lateral del PSG se cruzó en su camino el 26 de noviembre con una entrada criminal para mandarlo a la enfermería.
Entonces el ex del Chelsea comenzó su larga recuperación con un objetivo: llegar en plena forma a la Champions y el Clásico. Iba por muy buen camino. Los plazos, incluso, se acortaron, pero Zinedine Zidane no quiso forzarlo y no le dio la alternativa hasta la semana pasada después de que estuviera más de dos semanas entrenando al mismo ritmo que sus compañeros.
No había ninguna prisa y el tiempo le dio la razón al técnico francés. Hazard jugó 72 minutos ante el Celta y con unas tan buenas sensaciones que volvió a repetir este sábado ante el Levante antes de la doble gran cita ante el Manchester City y el Barcelona. Todo se torció pasada la hora de juego.
El belga sufrió un golpe en el tobillo derecho que le hizo retirarse lesionado con una evidente cojera, la misma con la que salió de la Ciutat de Valencia. Además, Zizou dijo que tenía “mala pinta” a falta de las pruebas médicas de este domingo, que han confirmado los peores presagios posibles.
Todo ha acabado siendo mucho más que una contusión. Hazard se ha hecho los exámenes médicos y el Madrid ha informado de que una fisura en el peroné distal derecho. Estará en torno a dos o tres meses de baja y su baja al salir de la Ciudad Deportiva de Valdebebas lo decía todo. Máxima preocupación.
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