Zidane es un tipo muy inteligente, y estratégicamente se las sabe todas. Las decisiones que toma causan estragos en el mundo, pero cada una de ellas tiene un sentido común. No es fácil dirigir a un equipo como el Real Madrid, aunque el técnico francés ya se ha acostumbrado a vivir la presión, y sabe solventarla bien.
En el partido del pasado domingo contra el Espanyol, Zidane solo hizo dos cambios. Viendo el panorama, no quiso arriesgar con jugadores del banquillo, y supo acertar para asegurar la victoria. El enfrentamiento no aportó gran entretenimiento, no hubo velocidad y acción. (El francés, muy listo, intentó que esto cambiase.)
Sentó a Isco y Hazard. El belga recibió un golpe fuerte, y para no tomar riesgos lo quitó: "Todos sabemos la posición de Hazard y donde está más cómodo. Ha recibido un golpe, pero no creo que sea nada más. No nos preocupa que lleve un gol, estamos contentos con lo que aporta al equipo", explicó Zidane en rueda de prensa.
Rodrygo y Vinicius saltaron al terreno de juego, dos jugadores muy rápidos, jóvenes y con alma de crear peligro en área contrario. Eso sí; ambos salieron avisados de que era vital tener que defender a menudo. El partido estuvo equilibrado en el marcador, y un pequeño fallo les pudo costar el empate.
El caso es que los dos brasileños rompieron el partido con sus contraataques por las bandas. La defensa del Espanyol gastó las fuerzas que ahorraron, y no les quedó otra que dedicarse a defender. El Madrid no dejó que llegaran a su área, con el fin de obtener tres puntos más en el casillero. La Liga está cogiendo forma y, de momento, los de Zidane son líderes.
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