El zaguero francés se disponía a defender un lanzamiento de esquina visitante cuando no pudo ver la trayectoria del balón por el salto del delantero y recibiría un duro balonazo en la cara.
Rápidamente, el zaguero pedía el cambio porque se encontraba indispuesto para seguir en el partido. El futbolista se marchaba con el apoyo de los servicios médicos blancos con una toalla empapada en la nuca para recuperarse en los vestuarios.
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