Los de Zidane consiguieron los tres puntos ante uno de los equipos más en forma de LaLiga.
Tras un final de año en el que se dejó un sabor agridulce por el empate en el Martínez Valero, el Real Madrid volvió a encontrarse con la victoria. Fue precisamente ante un equipo en racha, que había ganado cinco de sus últimos seis encuentros, pero que no fue capaz de plantar cara al campeón.
Si bien es cierto que plantearon un partido atrevido, al Celta no le salió bien la jugada. Cuando dejas espacios a jugadores de tanta calidad como los que tiene el Real Madrid, lo más probable es que acabes pagándolo muy caro.
Todo lo contrario que el Elche la semana pasada, que optó por poner el autobús y olvidarse de jugar al fútbol. Se salvaron por un penalti sin sentido de Carvajal. Aunque el Celta no se llevó ningún punto del Di Stéfano, al menos plantearon un partido valiente y que favorece al espectáculo.
Una de las claves de la victoria de los blancos en este primer encuentro de 2021 fue la velocidad de circulación de la pelota. A diferencia de en otras ocasiones, encontraron huecos con facilidad. Llegaban al área y, en todo momento, había sensación de peligro.
Zidane pudo acabar muy satisfecho con los suyos. Presionaron arriba, se cumplieron las coberturas en defensa, y no bajaron los brazos hasta el pitido final. Las desconexiones preocupaban mucho al técnico francés, sobre todo las de los primeros minutos del segundo tiempo, pero en esta ocasión se hicieron los deberes.
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