Luka Modric ya no es un jugador de rotación, como sí lo era el año pasado. Volvió a ser titular, esta vez ante el Athletic en Supercopa.
El croata está llegando a un acuerdo con el Real Madrid para firmar su renovación. Tiene 34 años, pero en el terreno de juego aún demuestra que puede tener la misma habilidad que una joven promesa. Para Zidane es el pilar fundamental del centro del campo, y está demostrando que se encuentra a un gran nivel.
Modric se vio obligado a hacer un exceso trabajo para recorrer el terreno de juego, más que nada por la formación que Zidane utilizó. Su función se basó en abrir huecos y moverse por la medular en busca del balón para subirlos a los hombres de ataque. El croata jugó bien en los primeros minutos.
En los segundos compases de la primera parte no destacó demasiado. El conjunto rojiblanco estuvo efectivo en las ocasiones que tuvo, y el croata pudo hacer poco para cambiar el destino del encuentro. Luka no pudo hacer milagros, aunque intentó meter una marcha para recortar las distancias.
En la segunda parte se entregó para buscar distintas soluciones, pero el Athletic prosiguió con su táctica de presión para evitar que el Madrid empate el encuentro. Modric no pudo hacer nada, en absoluto, para encontrar la manera de progresar y dar con la fórmula concreta para sacar el resultado adelante.
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