"Tal competición no sería reconocida ni por la FIFA ni por la confederación correspondiente. A todo club o jugador implicado en una competición así, como consecuencia, no se le permitiría participar en ninguna competición organizada por la FIFA ni por su confederación correspondiente", dicta el comunicado.
De esta manera, los jugadores que disputen la Superliga, no podrían participar, entre otras cosas, con sus selecciones. Así como, por supuesto, otras competiciones como la Champions League y la Eurocopa. Es una declaración de intenciones tremenda.
No es casualidad que este comunicado se emita ahora. Florentino Pérez se reunió esta semana con el presidente de la Juventus, Andrea Agnelli, en Turín. Entre otras cosas, hablaron sobre el proyecto de la Superliga y, el equipo italiano, estaba a favor de unirse.
De hecho, aunque todavía no hay ninguna propuesta formal, Florentino sabe que la mayoría de los grandes clubes se sumarían. El presidente del Real Madrid considera que el fútbol moderno necesita una reforma y, con una Superliga, los beneficios se verían aumentados exponencialmente.
De momento, la FIFA echa el pulso a Florentino Pérez y advierte de lo que supondría para los futbolistas (y los clubes) que acepten dar luz verde a la Superliga. La pregunta ahora es: ¿Seguirá teniendo valor la FIFA si equipos como Real Madrid, Juventus, PSG, Barcelona o Bayern de Múnich se marchan?
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