Antes de que la pelota echara a rodar y se supiera cómo empezaba todo apareció Klopp, técnico del Liverpool, para poner una venda antes de que hubiera cualquier herida diciendo eso de que iban a jugar “en un campo de entrenamiento”. Sobraba el menosprecio.
Ya con el esférico rodando vimos un principio básico en ambos equipos, la presión arriba al rival. El objetivo era no permitir que la pelota saliera limpia, robarla lo más cerca posible del área del oponente para estar al menor número de toques posibles de algo parecido a una ocasión.
Lo cierto es que, como se presuponía, las ocasiones de gol no afloraron de forma especial en los primeros 25 minutos. Los dos estaban más pendientes de no errar y regalar una ocasión que de generarla. Eso sí, por parte del Madrid el que se salía algo más del guión era Vinicius, con sus virtudes y defectos. De hecho, un control espectacular por su banda, tras un pelotazo largo de Courtois, le permitió fabricar algo parecido a una aproximación de gol.
Las buenas sensaciones que había dejado ‘Vini’ en el arranque tardaron 27 minutos en materializarse en lo más valioso del encuentro, el gol. Todo empezó en un pase largo de Kroos, milimétrico y con la mejor de las intenciones. Vinicius le ganó la espalda a la zaga visitante e hizo un control con el pecho brutal, acomodó el balón como ese papá que coge a su hijo por primera vez, y le pegó con la derecha para superar a su compatriota Alisson. Un gol de calidad máxima y de una importancia aún mayor.
El Madrid había conseguido uno de sus grandes objetivos, adelantarse en el marcador. Y lo mejor no era eso sino que el Liverpool apenas sabía de qué color era la camiseta de Courtois.
A todo esto, el equipo merengue había detectado un punto especialmente flojo en la defensa del Liverpool, Alexander-Arnold. El lateral inglés cometió un error infantil al intentar darle con la cabeza un balón a su portero porque apareció Asensio, más listo que nadie, para interceptar ese balón y, además, picárselo por encima a Alisson para burlarlo y, posteriormente, remachar el 2-0. El Madrid había jugado una primera parte de primerísimo nivel y había logrado un marcador más que soñado.
MAL INICIO DEL SEGUNDO TIEMPO...Y GRAN REACCIÓN
Eso sí, después de todo lo bien que habían salido las cosas en el primer tiempo, el arranque de la segunda lo hizo con bastante peor cara. Y fue así por el Liverpool, en su primer remate a portería, lograba marcar el 2-1. El egipcio aprovechó que había quedado suelto dentro del área y, al borde del fuera de juego, remató como pudo para superar a un Courtois que estuvo a centímetros de salvar un balón que golpeó el larguero pero acabó dentro de su portería.
La buena noticia para los de Zidane fue que a pesar de ese zarpazo en contra el equipo no se descompuso. Al contrario. Los jugadores asumieron la reducción de la distancia con la idea de intentar recuperarla. Y así fue.
Una acción dentro del área de Modric, tras un saque de banda, le permitió darle un buen balón a Vinicius que, al primer toque, no perdonó. El brasileño tuvo una especie de penalti en movimiento y le ajustó el balón a Alisson para sorprenderle con ese tiro raso.
El 3-1 volvía a tener una pinta magnífica. No era el 2-0 pero tras haber encajado ese gol el poder sobreponerse de esa manera era la mejor de las respuestas. La del campeón que acabó defendiéndose como si le fuera la vida en ello. Dos goles de diferencia para defender en el siempre peligroso Anfield...pero con la etiqueta de favorito bien merecida tras haber sido mejor que su rival.
Ficha técnica
Real Madrid 3: Courtois, Lucas, Militao, Nacho, Mendy, Casemiro, Kroos, Modric, Vinicius (Rodrygo 85'), Benzema y Asensio (Valverde 70’)
Liverpool 1: Alisson, Alexander-Arnold, Kabak (Shaqiri 81’), Phillips, Robertson, Wijnaldum, Fabinho, Keita (Thiago 43’), Salah, Jota (Firmino 80’) y Mané
Goles: 1-0 Vinicius (26’), 2-0 Asensio (35’), 2-1 Salah (51’), 3-1 Vinicius (64’)
Árbitro: Félix Brych. Amonestó a Mané, Lucas, Thiago, Alexander-Arnold
Estadio: Alfredo Di Stéfano.
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