El croata jugó casi todo el encuentro a un nivel altísimo
La magia del Bernabéu no se cuestiona. El Real Madrid remontó al Manchester City al borde del 90' gracias a un doblete de Rodrygo y otro tanto de Benzema en la prórroga. Aunque los delanteros acapararon todos los focos, otros como Luka Modric dieron una exhibición memorable.
A sus 36 años, el centrocampista enseñó a jugar a Guardiola. La pelota no le quemaba al croata, que fue la solución del equipo en todo momento para sacar la pelota. Parecía que llevaba la pelota pegada al pie.
Modric demostró que es eterno. Un futbolista legendario que no se cansa de hacer su trabajo. Se ha ganado renovar otra temporada y, a este nivel, nadie cree que su final esté cerca.
Los blancos merecían más, pero no llegaba el gol. Ancelotti sacó a Kroos, Casemiro y Modric por Rodrygo, Asensio y Camavinga. Se la jugó a una carta y salió cara. El brasileño anotó un doblete antes del 90' y mandó el encuentro a la prórroga.
Lo sentenció Benzema, el único 'veterano' que se mantenía en el campo, y el Madrid se metió en otra final de Champions. Cuando todo el mundo lo daba por muerto.
Ahora hay que pensar en la final del próximo 28 de mayo en París. Allí espera el Liverpool de Klopp, que ayer sufrió para dejar K.O al Villarreal. Esto es el Real Madrid.
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