El delantero aceptó renovar con la condición de intervenir en cada movimiento del club y el banquillo no iba a ser menos
Kylian Mbappé se queda en el PSG, pero no a cualquier precio. Como nuevo mandamás del club exige dos cambios urgentes. El primero en la parcela directiva, que consiste en la 'cabeza' de Leonardo, y el segundo en lo puramente futbolístico. Mauricio Pochettino tiene los días contados y el galo pide la llegada de Zinedine Zidane.
En el PSG ya trabajan desde hace horas en las peticiones de Mbappé. El elegido para sustituir a Leonardo es Luis Campos, con el que el futbolista mantiene una estrecha relación desde hace años. Uno de los mejores del mundo en su puesto y que llegó incluso a ser relacionado con el Real Madrid hace unos meses.
Zidane es otra historia. No sólo es el deseo de Kylian, sino también de Al-Khelaïfi y, por supuesto, el Emir de Catar. Un símbolo en Francia y con un palmarés intachable. Sin embargo, hasta el momento, el exmadridista ha dado largas.
Mbappé también quiere fuera del vestuario a Neymar, quién le menospreció durante años y le hizo el vacío con Messi. A ambos ya les ha dejado en el camino también en la escala salarial: percibirá 50 millones limpios al año. Un mensaje claro para todos.
Cualquiera se atreve ahora a levantarle la voz a Mbappé en el PSG. Al día siguiente está en la calle porque, para renovar, Al-Khelaïfi le ha entregado las llaves del club que 'dirige' y que es propiedad de QSI (Qatar Sports Investments).
Mbappé ha renunciado a su sueño de jugar en el Real Madrid por convertirse en una figura política, empresarial y en un propietario más del PSG. En el Bernabéu nadie le echará de menos y los títulos seguirán llegando sin él. Hasta nunca, Kylian.
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