La locura vivida en la capital francesa sigue dando de que hablar mientras desde la UEFA siguen sin darse mayores respuestas tras el bochorno en París
Fue la final de la decimocuarta, la del gol de Vinicíus y de las paradas de Thibaut Courtois, pero también la del miedo, inseguridad y la falta de control. Paris pudo haber sido una nueva tragedia del fútbol europeo y solo aficionados como Toñin el Torero evitaron mayores desgracias en el Stade de France. La UEFA sigue sin manifestarse.
Será difícil olvidar lo vivido hace poco menos de 48 horas en Paris. En medio de un caos impropio del fútbol europeo tuvo lugar una final de la Liga de Campeones donde la noticia estuvo cerca de no ser la consagración del Real Madrid. Se rozaron escenarios como Heysel o Hillsborough y solo aficionados como Toñin el Torero evitaron una auténtica tragedia en la capital francesa.
La UEFA tendrá que dar explicaciones por la venta de entradas, por la organización de los pobres cordones de seguridad del evento y por la elección de Saint Dennis como casa de la final de la Champions. No hubo garantías, se jugó con fuego y los testimonios muestran que París no está preparada para albergar los Juegos Olímpicos en dos años. Bochorno total.
Uno de esos testimonios que más recorre por estas horas las redes sociales es que el relatan Irene Junquera y Cristina Cubero. Las periodistas arribaron al Stade de France para ejercer su profesión y cerca estuvieron de ser como mínimo víctimas de los múltiples atracos que rodearon la final de la Liga de Campeones. Toñín el Torero, el único que pudo ayudar a las compañeras abandonadas por la UEFA y las autoridades de Paris.
“El estadio está en un barrio complicado, objetivamente complicado, y tienes que ir andando hasta, digamos, la civilización. Había muchísima gente organizada para atracar, para empujar, para robar móviles…No había taxis, estaba muy oscuro, tuvimos que andar solas y hemos pasado miedo…Hemos pasado miedo en la salida del Stade de France. Grupos organizados se han dedicado a robar ante la impunidad de todos”, empezaban las compañeras en su relato.
Abandonas a su suerte en una de las zonas más complicadas de París: "Nosotras íbamos con muchísimo cuidado, pero ha habido un momento en el que ya nos hemos quedado Cristina y yo solas. Estábamos pasando miedo porque no había luz, eran todo callejones, los aficionados se habían ido dispersando y lo que había allí era gente que estaba esperando para lo que pudiera hacer o pillar".
“Esta enviada especial tuvo que refugiarse con la también periodista Irene Junquera en una furgoneta de aficionados del Real Madrid entre los que se encontraba un aficionado conocido, Toñín el Torero, que al menos pudieron trasladarnos hasta París para intentar conseguir un taxi, algo que no sucedió hasta dos horas después”, explican las reporteras de como el conocido aficionado del conjunto blanco fue el único que pudo ayudarlas en un evento con más de 2.000 efectivos de seguridad. La UEFA repetimos, sigue sin manifestarse.
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