Luis Enrique, primero, apelando al sentimiento nacional para acudir al Mundial de Qatar y Jorge Mendes después. Es el dúo que ha hecho que Marco cambie de opinión, de forma repentina. A ellos hay que sumarle, lógicamente, el paso de una mayor responsabilidad que no ha tenido el mallorquín y que tanto pedía. Quería ser titularísimo en el Real Madrid de Ancelotti y ha visto como ahora solo tiene hueco por el fallo en las negociaciones con Mbappé. No pensaba en el dinero... hasta que llegó Gestifute, la empresa que le representa, y le hizo cambiar de opinión.
Jorge Mendes se sentó con Asensio y con las partes más importantes de su entorno e hizo ver que su salario no era acorde a lo que estaba generando. Es imagen principal de Adidas (tras cambiar de Nike) y es el máximo artillero nacional del club, además de estar en el TOP de los goleadores de toda la temporada.
Su sueldo es de 7 millones de euros brutos, algo que se queda en 3,5 millones de euros netos, y a ello hay que sumar una serie de bonus que le permiten llegar hasta los 5 'kilos'. Cifra insuficiente, a todas luces, según el agente portugués. Un montante económico que es idéntico al que cobra Mariano Díaz (el tercer delantero de Carletto) y que es inferior, por ejemplo, al salario de Luka Jovic, otro de los que conformaban el banquillo día a día.
Cambios de fórmulas
Eso hizo que Marco Asensio pensase nuevamente en el dinero y buscase un cambio en la fórmula para negociar esa ampliación de contrato. El Real Madrid, al saber ese cambio de estrategia, también cambió el compás, tal y como hizo con Raphael Varane. Si las puertas de salida para el de Palma de Mallorca estaban cerradas (en la pasada campaña y en cursos anteriores en los que llegaron a ofrecer hasta 180 millones de euros por él), ahora pasa todo lo contrario: abiertas de par en par.
El Real Madrid sigue esa fórmula que utilizó con el central francés, que a posteriori terminó yéndose al Manchester United, y ya planifica una temporada sin Asensio en sus filas. La oferta de renovación será bajo las mismas condiciones y con un rol que decidirá el propio Ancelotti (y sin exigencias). La pelota sigue estando en el tejado de Marco.
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