En el Real Madrid creen que Gavi ha tenido suerte en los Clásicos: "Si están Ramos o Casemiro..."

Desde el vestuario consideran que la situación sería diferente


Gavi tiene mucha suerte y puede hacer lo que quiera

Gavi tiene mucha suerte y puede hacer lo que quiera




Los jugadores más veteranos del Real Madrid saben que la situación que llevan padeciendo toda la temporada no se habría producido de haber tenido a dos futbolistas como Sergio Ramos o Casemiro. Las quejas del último Clásico, además de con la falta de concreción en su propio juego ofensivo, estuvieron dirigidas en torno al centrocampista del Barça.

Consideran que la permisividad arbitral y el carácter laxo de las sanciones de los colegiados, en la mayoría de los casos inexistentes, dan mucha libertad a Gavi para que practique un estilo de juego realmente agresivo, que bordea el buen gusto y que juega con los límites del reglamento. Varios jugadores se han 'lamentado', asegurando que "si están Case, Ramos o Cristiano... eso no pasa".

Estos tres jugadores eran verdaderas fuerzas de la naturaleza, imponiendo tanto dentro como fuera del campo. Además de su presencia, que podría llegar a amedrentar a algún que otro rival en las acciones de choque y en los balones divididos, desde dentro del club reconocen que estos tres jugadores pondrían fin a la 'cacería' que Gavi ha instalado contra los centrocampistas del Real Madrid.

Eran los defensores del equipo

Nadie pasaba por encima de ellos. Muchos han recordado los constantes rifirrafes que se produjeron en la época más tensa de los Clásicos, un momento en el que coincidieron estos tres jugadores en el mismo equipo. Sergio Ramos fue capaz de contener una eminencia del juego físico como era en su momento Carlos Puyol: el central camero era el primero en 'saltar' a defender a sus compañeros siempre que se formaba una 'tangana'.


Casemiro aplicaba la misma garra en sus duelos, incluso sosteniéndole la mirada a Leo Messi en los momentos de máxima tensión y marcaje. Cristiano Ronaldo se 'animó' en sus últimos años, ya muy cerca de convertirse en uno de los capitanes de la primera plantilla, y siempre tuvo sus más y sus menos con Iniesta, que intentaba soltarle alguna que otra patada siempre que pasaba por su lado.