Cuando Florentino Pérez tuvo la opción de pujar por Erling Haaland, el presidente blanco no dudó en meter al Real Madrid en la carrera por hacerse con los servicios del atacante noruego. Sin embargo, sabía cuál era el destino del punta escandinavo en caso de que finalmente aceptara la propuesta del club blanco: "¿No vamos a traer a Haaland para que se siente en el banquillo, verdad que no?".
Con esta pregunta retórica, Florentino Pérez defendió en su momento que el Real Madrid no se hubiera involucrado todavía más en el traspaso de Erling Haaland, aunque "es un magnífico jugador" según el presidente madridista. La decisión que tomó en su momento favoreció que Haaland siguiera los pasos de su padre Alf-Inge y se marchara al Manchester City, un club al que parece haber dotado de una punta más de acierto de cara a portería.
Gracias a su espectacular rendimiento en la Premier League y en la Champions, el Manchester City es todavía uno de los pocos equipos que puede aspirar al triplete en Inglaterra. Además, se cruzará con el Real Madrid en las semifinales de la máxima competición continental. Florentino Pérez sigue manteniéndose en la idea que defendió a capa y espada en su momento: "Nosotros tenemos al mejor delantero centro del mundo en este momento y era incompatible con Haaland".
No hay cambios
La figura de Karim Benzema fue clave para que el Real Madrid no siguiera presionando en el traspaso de Erling Haaland durante el verano pasado. El actual Balón de Oro sigue siendo, a ojos de Florentino Pérez, el mejor delantero del mundo. Sin embargo, esta visión no descarta que Haaland forme parte de la lista de futuribles del club blanco y que pueda estar considerado como sucesor del '9' blanco.
Ni siquiera cuando faltan apenas dos semanas para que Haaland visite el Bernabéu con la camiseta de los citizen, Florentino Pérez no cambia de opinión. El presidente del Real Madrid sigue confiando en Karim Benzema hasta el final de su contrato con el Real Madrid, por lo que el fichaje de Erling Haaland seguirá siendo algo en lo que trabajar hasta que el atacante francoargelino no decida colgar las botas.
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