El Real Madrid en lugar de responder públicamente a esa publicación, decidió tener un gesto con unas aficionadas que sufrieron el odio de un sector de los aficionados del Atlético de Madrid. De hecho, según su testimonio, eran ultras del club madrileño. Sí, los mismos que el Gil Marín y la entidad mantienen en el estadio a pesar de todas sus acciones.
No se puede permitir que una niña de 8 años reciba esos insultos y menosprecios por vestir la camiseta del Real Madrid con el dorsal de Vinicius. Todos los aficionados de cualquier equipo tienen todo el derecho del mundo de acudir al estadio con la camiseta de su equipo, sin que esto provoque ningún altercado. Sobre todo cuando hay niños pequeños.
Tienen miedo
Mientras tanto, en el Atlético de Madrid siguen permitiendo que algunos extremistas entren al estadio. Deberían aprender del mejor club del mundo, e intentar acabar con esta lacra, que lo único que hace es dañar la imagen de uno de los deportes más bonitos que existen.
El club merengue, mientras tanto, ha invitado a Noa, la niña increpada, al Santiago Bernabéu para que pudiese ver el partido. Además, también le han regalado una camiseta dedicada por todos los jugadores, con los que también ha podido fotografiarse.
Ojalá muy pronto ya no exista violencia verbal ni física en el fútbol, y sobre todo cuando hay niños que pueden ser víctimas, pasando un mal rato que dificilmente olvidarán.
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