El futbolista brasileño no cumplió con lo esperado, en línea con el resto del equipo
El Real Madrid perdió la Supercopa de España ante el Barcelona (2-5) y se ha despedido del ‘septete’ al que podía optar después de la gran temporada pasada realizada. El equipo blanco quedó barrido desde el inicio y, a pesar del gol tempranero de Kylian Mbappé, sucumbió ante el paso adelante dado por el Barça, siempre con el comillo enfilado para dictar sentencia en este tipo de situaciones. El tanto de Mbappé había llegado tras un rechace de un saque de esquina botado por los azulgranas que acabó en los pies de Vinicius, cediendo el esférico al francés, que no perdonó ante la portería de Szczesny.
Fue aquella escena la única en la que se desempeñó con acierto Vinicius, porque luego apenas recibió balones con ventaja para correr y atacar la espalda de los laterales culés. Por tanto, no hubo capacidad de sorpresa del Madrid, que renunció por completo al balón y el Barça aprovechó el paso atrás de los merengues. La maquinaria permitió que se repitieran los patrones que en el partido de Liga del pasado mes de octubre y los azulgranas marcaran un total de cuatro goles durante los primeros 45 minutos.
Vini, como el resto de sus compañeros, a excepción de Mbappé, estuvo desaparecido fruto del nulo juego del Madrid en la sala de máquinas. El equipo de Carlo Ancelotti sólo ralizó algunas transiciones, como la del gol de Mbappé, y eso resulta a todas luces insuficiente para doblegar al Barcelona, que se gustó y pudo castigar aún más al Madrid.
El inicio del segundo tiempo prometía en las filas del Madrid, pero todo fue un espejismo. Un gran disparo de Rodrygo, nada más comenzar la segunda parte, a pase de Vini, se estrelló en el larguero y, a la siguiente jugada, Raphinha marcó la ‘manita’ para el Barça, una racha que se cortó por la expulsión posterior de Szczesny, que provocó Mbappé.
El flojo partido de VIni, desaparecido en combate, era tan claro que Ancelotti se decantó por retirarle del campo cuando restaba aún un cuarto de hora. Entró Brahim Díaz, pero ni por ésas. El Madrid no se encontró en el campo y ni los chispazos del malagueño, que suele ser un buen revulsivo, aparecieron en un equipo que estuvo ausente en Arabia.
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