La singular trayectoria de Carlos Aranda

El punta, canterano blanco, quiere endurecer su carrera con goles





El fútbol es, en numerosas ocasiones, el mejor bálsamo y una vía de escape para aquellos que lo practican. Sin embargo, lograr cierto prestigio, ganarse la vida con los pies en lugar de las manos y hacerse acreedor de jugar en Primera División, no es fácil para nadie, por más que siempre hayas tenido las cualidades más favorables para ello. Si hay una carrera llena de altibajos y problemas dentro de nuestro fútbol es, sin duda, la de Carlos Aranda.

El actual jugador numantino, perdió a su madre fruto de la adición a las drogas cuando apenas contaba con tres años. Semejante ‘palo’ siempre fue un calvario para su infancia, la misma que pasó con sus abuelos y la que le hizo olvidar en el ambiente familiar de su Málaga natal. Allí, en el barrio de El Palo, la pelota se convirtió en su particular compañero de fatigas, de recuerdos imborrables y de hazañas en forma de goles calejeros. Esa pasión le mandó a Madrid unos años después con el futuro vinculado a la entidad más grande del planeta.

Sin embargo, el joven Aranda no pudo contenerse y volvió anhelando las faldas de la abuela y su ambiente familiar. El cuadro blanco insistió y lo convenció para que aceptara entrar en el equipo C, que entrenaba todo un mito como Paco Buyo. Aquellos esfuerzos, sacrificios y sudores con la elástica blanca, empezaron a dar resultado con muchos goles en el tintero, hasta que se le presentó la opción de debutar en el primer equipo. Un sueño que pudo culminar un miércoles 3 de noviembre de 1999. El Molde noruego y el ambiente de Champions, nunca encontrarán olvido.

El punta, potente, fuerte, orgulloso y con pundonor, pertenece a la generación de Corona, Sestelo o su gran amigo Etoo, con el que comparte carácter ganador y polémico. Ese lado oscuro del jugador salió a relucir hace unos meses, cuando fue acusado de un supuesto blanqueo de dinero en la conocida ‘Operación Chavo’, que estaba liderada por el ‘Clan Aranda’. 1,5 millones de euros tenían la culpa de dicha intervención, aunque el jugador salió en libertad.


Esa misma personalidad es la que le ha impedido consumar su nivel en Primera, ya que nunca ha gozado de regularidad en un mismo equipo que confiara en sus goles. El mismo lo ha afirmado en alguna ocasión y ahora que vive su tercera etapa en el Numancia (reflejo de lo citado), espera que sea la definitiva. Para encarrilar ese objetivo, nada mejor que marcarle al Real Madrid este sábado en Los Pajaritos.