El Reyno está en Cibeles







El Madrid viajó a Pamplona en pleno para celebrar un título y así lo haría. Podría haberse proclamado campeón en el hotel si el Villarreal no hubiera conseguido la victoria ante el Getafe, pero el destino tenía guardado una gloria mucho mayor para los blancos. Saltaron los jugadores al terreno de juego de ese campo hostil que es el Reyno de Navarra, acompañados de miles de miradas ilusionadas de cada uno de los aficionados que el Real Madrid tiene alrededor del mundo entero, un planeta pendiente de una victoria.



La expulsión de Cannavaro, el penalti que ponía a Osasuna por delante, no serían más que las anécdotas de una épica gesta de los madridistas. Casta y remontada, con el primer gol de cabeza de la carrera de Robben, y con un premio aún más grande para Higuain. El "pipita" Higuain parece ser llamado a convertirse en un símbolo madridista, como ya lo fue Mijatovic con su gol en la séptima, y es que el argentino volvería a tomar un balón suelto para rematar la remontada con el gol de la victoria, una vez más. Un gol que es la puntita del iceberg de una gran temporada.

Celebración sobre el campo, y carrera entre micrófonos y celebraciones para viajar hasta Madrid, donde ya se agolpaban los aficionados en la Cibeles. Hasta a Schuster rompió el rictus para dibujar una sonrisa en rueda de prensa. El equipo era uno, y rebosaba felicidad.

Desde el aeorpuerto hasta la Cibeles, pasando por el Santiago Bernabéu, los blancos se dieron un baño de multitudes, a pesar de las altas horas de la madrugada que ya eran en las calles de Madrid. En la famosa fuente de la Castellana esperaban más de 50.000 personas que ya llevaban cuatro horas esperando a los jugadores.

Se podía ver a Salgado emocionado, a pesar de que esta es su quinta Liga en el Madrid, atabiado con la bandera de España y de Galicia. Este apartado de las banderas deja las imágenes de Ramos vistiendo los colores de Andalucía, Gago e Higuaín con los colores albicelestes de Argentina, y un espírico Pepe que usaba como capa la bandera de Brasil. Otro de los brasileños, Marcelo, era una de lasalmas de la fiesta, corriendo con sus compañeros alrededor de la Cibeles y bailando con sus compañeros.

Todos los jugadores vistieron una camiseta conmemorativa con el "31" a la espalda, todos, excepto Sergio Ramos que tuvo el gesto emotivo de vestir una camiseta donde se podía ver la cara del fallecido Antonio Puerta y donde verssaba "siempre con nosotros".



Las palabras de Heinze, que con cordura dedicaba el triunfo a los aficionados y aseguraba ni siquiera sentir dolor de su mano herida, como trofeo de una victoria muy luchada ante Osasuna.



Marcelo y Gago celebraron con alegría siempre con una cámara de video en manos, que pudieron grabar las mejores imágenes de una celebración que estos días seguramente verán la luz para disfrute de todos los madridistas.

Entre gritos, vítores de la afición y alguna lágrima de alegría, Raúl coronó la Cibeles como colofón. Este año nos habíamos ahorrado el bochorno de la grúa para llegar a la diosa de piedra, y una pasarela fija estaba extendida para que el capitán blanco se asomara a la altura de la Cibeles. Cin mimo la acarició, como si de una novia se tratara la besó, para atabiarla con una bufanda, y una bandera a modo de bandana, además de una bandera que dormirá esta noche acompañando a este símbolo madridista.

La noche parece corta para los jugadores y trabajadores del club, ya que por delante les esperó una cena privada en el restaurante del Bernabéu, Puerta 57, y tras la que los más optimistas aseguran que mostrarán palmito en la conocida discoteca madrileña "Buddha del Mar", antiguo "Oh Madrid" en la carretera de La Coruña.

Un festejo por todo lo grande, digno de los más merecidos campeones. ¡Hala Madrid!