Los 'reds' dieron colorido a las gradas del Bernabéu

El Liverpool estuvo arropado en Chamartín





Los 'reds' han acudido por primera vez a Madrid para compartir un duelo continental. Así lo ha escrito la historia del Viejo Continente, estimulada, además, por la excepción. La que hizo coincidir a ambos equipos en la final de 1981, la que empezó a alimentar la leyenda del club inglés con un nuevo título.

Más de 4.000 seguidores del Liverpool se aposentaron en la parte superior del fondo norte del recinto madridista. Se hicieron notar. A pesar del empeño de la afición blanca. Excesivamente formal, que hierve, transformada, en esta competición, y que intentó competir, mano a mano, con el entusiasmo de la afición rival.

MUCHOS, SIN ENTRADA

Otra facción de la 'marea roja' se quedó en los alrededores del estadio. Como suele ser habitual viajaron sin entrada. Resguardaron en la suerte del destino y en los reventas el acceso al recinto. Pero terminaron limitados a formar parte del colorido, ante la televisión de cualquier local.


Teñidos con los colores del equipo que dirige Rafa Benítez, acomodados en la grada casi una hora antes de poner el balón en juego, no cesaron en sus cánticos. Aminorados sólo por el empuje de la megafonía: "You'll never walk alone" (Nunca caminarás sólo) sonó al principio y al final.

El resto de la grada tardó algo más en llenarse. Fiel a la tradición gran parte de los seguidores blancos pasan por alto el ambiente previo a los enfrentamientos. El Santiago Bernabeu suele mostrar sus mejor aspecto en los instantes anteriores al arranque.

El furor inglés estimuló, a veces, el ánimo madridista, que intentó contrarrestar el empeño 'red' con gritos, coros y silbidos. No hubo manera.

EUFORIA ROJA

El tránsito del partido llevó vaivenes en ánimo de los aficionados, centrados en el desarrollo del césped. A veces espeso, a veces demasiado táctico.

El gol del israelí Yossi Benayoun en el tramo final del choque disparó el apoyo inglés. Como un fogonazo saltó la euforia roja, que prolongó su felicidad hasta el final del partido ante el aspecto derrotado de los seguidores madridistas, que terminaron por precipitar su salida del recinto.