Empanada mallorquina

Los errores de Schuster llevan al Madrid al empate en Mallorca. El alemán se volvió loco tras la expulsión de Ramos y los blancos acabaron sin delanteros





Schuster volvió a recordarnos a todos que no es entrenador para el banquillo que ocupa. El Madrid, que tenía por la mano el triunfo en Mallorca, vio cómo la ley de la compensación de Daudén y la atrofia técnica del mister alemán. El Madrid acabó con diez, sí, pero tras ver a Diarra de lateral diestro tras la roja a Ramos, sin delanteros tras quitar a Higuaín y a Raúl y perdiendo tiempo para evitar la derrota. Fue un desastre completo y el comienzo esperanzador del Madrid se fue al limbo a partir del minuto 20.


Porque sí, salió el Madrid a mandar en el partido, la alineación parecía una declaración de intenciones. Pero Manzano le ganó por la mano a Schuster. El centro del campo era un campo de minas para Guti, Gago apenas podía respirar y Sneijder no encontraba sitio. Con el Madrid maniatado en ataque, sólo le salvaba la chispa de Higuaín, las contras mallorquinistas resultaban casi letales. Y menos mal que casi. Jonás mantuvo un duelo de titanes con Sergio Ramos, mientras que Marcelo se veía en todo momento perdido ante Varela.



Pero no fueron ellos los que dispusieron de la mejor ocasión, el Madrid ya con la cara de toda la temporada, la banda derecha una autopista y el equipo roto entre los cinco que atacan y los cinco que defienden. El Madrid no ganaba un balón por alto. En una de esas, el balón le llegó a Güiza dentro del área de Casillas, rodeado por Cannavaro y Heinze. El jerezano, como si fuera José Mercé, pareció sacarse el balón de encima entregándoselo a Ibagaza, pero entonces se disfrazó de El Terremoto, les ganó la espalda a los dos centrales y, tras recibir de vuelta el balón tras la pared, le falló la definición.
En esos momentos, el Madrid era una caricatura de sí mismo: Heinze no daba a basto para tapar las llegadas de Varela, Gago no sabía si atacar o defender, el balón no pasaba del centro del campo. Schuster salía del banquillo, aleluya, pero no encontraba soluciones.


El primer tiempo se enfangó por tres decisiones polémicas de Daudén, pañuelos al viento, lluvia de mucosidades. Primero, por un fuera de juego ajustadísimo de Basinas en el centro del campo. Segundo, por un gol anulado a Jonás por una presunta carga de Arango sobre Ramos cuando éste despejaba. Sinceramente, no pareció que hubiera falta, pero las veces que los árbitros no atracan a los blancos da gusto ver corear a los rivales lo de "Así gana el Madrid". Y tercero, porque los antimadridistas intentaron reinventar la fisionomía humana y redactar nuevas leyes del movimiento: Cannavaro salió a los pies de Varela y el centro de éste fue interrumpido por el brazo del italiano mientras éste resbalaba por el césped para despejar: si era penalti, que todos los jugadores del mundo se amputen los brazos. Y los espectadores, también.




Conexión tulipán

El primer tiempo sirvió, además de para conocer el tremendo desconocimiento de Ciencias Naturales de media España, para ver la importancia de un jugador desequilibrante. Andaba Robben atascado por la izquierda y, tras el gol anulado, se cambió a la derecha. Era el minuto 37". Seis minutos después, desnudó a toda la zaga mallorquinista, en especial a Basinas y a Nunes, para marcarse una gran jugada que sirvió para que Sneijder, cuando más flojo estaba el Madrid, anotase el 0-1, los pañuelos sólo sirven para secarse lágrimas, no había mejor momento.


Tras el descanso, y se veía venir, tenía que llegar la compensación a los llorones. Ramos vio una amarilla nada más comenzar por manos y, veinte minutos después, vio la segunda por pasar cerca de un rival sin tocarle. El sevillano siempre juega al límite, pero se guardó muy mucho de no hacer daño en esa jugada, quitando hasta la pierna. Daudén pringó los pantalones por la pañolada y rompió con una roja injusta, la tercera del camero esta temporada. Schuster reaccionó rápido y mal: quitó a Higuaín y sus burbujas para meter a Diarra... de lateral derecho, Miguel Torres en el banquillo. La primera vez que le encaró Ibagaza, al malí le crujieron hasta las pestañas del lío que le hizo. La chilena de Arango tras el centro del argentino no fue gol de milagro.


A la siguiente, no hubo error: Cannavaro tuvo que salir a cubrir a Arango ante el despiste en las coberturas, el venezolano le dejó el balón a Borja Valero y el ex madridista mantuvo la tradición: metió un golazo para la videoteca y empató el partido. Schuster, entonces sí, metió al canterano. ¡Toma cintura! Luego, quitó al único delantero que le quedaba al equipo para meter a Baptista, mientras Robinho contemplaba alucinado cómo el efecto camisinhas ha pasado a mejor vida. Güiza perdonó mandando al larguero la última ocasión del partido y el Madrid regresa a la capital lamiéndose las heridas, y con toda la afición mirando de reojo al banquillo. ¡Qué desastre de entrenador!


Ficha técnica


1- Mallorca: Moyá; Héctor (Webó 79"), Nunes, I. Ramis (D. Navarro 28"), Fernando Navarro; Varela (Valero 67"), Basinas, Jonás; Ibagaza; Arango y Güiza.

1- Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Cannavaro, Heinze, Marcelo; Guti, Gago, Sneijder (Miguel Torres 73"), Robben; Higuaín (Diarra 68") y Raúl (Baptista 81").

Goles

0-1 (43"): Jugadón de Robben por la banda derecha, en la que desarma a Basinas y a Nunes. Su pase de la muerte no lo recoge Raúl, pero sí Sneijder, que marca a placer.

1-1 (72"): Gran pase de Arango a Valero y el exmadridista marca un golazo por la escuadra izquierda de Casillas.

Árbitro: Daudén Ibáñez, colegio aragonés. Expulsó a Sergio Ramos (66") por doble amarilla. Amonestó a Fernando Navarro (40"), Varela (48" ), Sneijder (67"), Heinze (74"), Casillas (85") y Valero (89").

Estadio: Ono Estadi. Antes del partido se guardó un minuto de silencio por el reciente fallecimiento de un ex directivo del club balear.