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Y es que nunca una decisión de un organismo había sido tan esperada. Las presiones externas, especialmente, desde Barcelona son importantes. La prensa catalana, rozando lo esperpéntico, pide carnaza. La misma que debió aplicarse en su momento sobre el Campo Nuevo el día del famoso cochinillo y que sólo la fragilidad de los organismos competentes de la RFEF permitió que se saldara con una penosa impunidad.
Los precedentes que encontramos para con la decisión que pueda tomar el Comité son varios. Sin embargo, uno de los últimos, y que más cola trajo fue el lance que se produjo entre Javi Navarro y Arango. El defensa sevillista agredió brutalmente al jugador del Mallorca hasta el punto de dejarle inconsciente en el suelo. El parte médico de Arango rezaba lo siguiente: “Fractura en el hueso malar superior derecho y una herida en el labio superior”. Hasta la fecha, no se tiene ningún tipo de noticia relacionada con alguna posible lesión de Casquero. Navarro fue sancionado con cinco partidos ya que el Comité tomó en consideración el arrepentimiento espontáneo del jugador para rebajar la cifra. Exactamente la misma situación de Pepe que, a la finalización del partido ante el Getafe, pidió disculpas de manera pública.
Por otro lado está el tema de Higuaín. El argentino vio su quinta cartulina amarilla de la temporada al entender Delgado Ferreiro, en una labor arbitral impecable, que había simulado un penalti. Con las imágenes en la mano se ve, claramente, que Higuaín sufre una patada de Cata Díaz que debió haberse sancionado como penalti. El Comité debería retirar esa cartulina. Todo lo que no fuera la retirada de la amonestación estaría sembrando un precedente muy peligroso a la par que manipulando la competición española.
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