Homenaje merengue al tiqui-taca

0-3: Pellegrini dejó a Ronaldo, Raúl y Lass en el banquillo. Granero y Kaká conectaron a la perfección en cuanto el Espanyol dejó espacios. Guti y Ronaldo sentenciaron





Tal y como se preveía, el partido empezó ya antes de que Pérez Burrull pitara el inicio. Primero, por el emotivo homenaje que se guardó en memoria a Dani Jarque en el nuevo estadio espanyolista de Cornellá (lleno para su debut en competición oficial, por cierto). Y segundo, por la alineación que dispuso Pellegrini. El chileno finalmente se lanzó a la piscina con las rotaciones y dejó en el banquillo nada menos que a Lass –uno de los mejores de lo que va de temporada-, Cristiano –el buque insignia del proyecto de Florentino-, y a Raúl –el capitán y alma del vestuario blanco-.

Y a buen seguro que alguno echó de menos algún destello del luso en ataque nada más comenzar el partido, porque hasta mediada la primera parte, el centrocampismo puro y duro se apoderó del ánimo de ambos equipos. Sólo Metzelder, que mandó fuera un balón de cabeza cuando parecía sencillo enchufarlo, y Moisés, que obligó a Casillas a salvar un gol en un balón parado (una vez más), despertaron al encuentro de un letargo que duró algo menos de media hora. Iván Alonso asustó entonces a los merengues con un tiro desde fuera del área, y parece que desde ese momento todos se olvidaron de la emoción de los prolegómenos y recordaron que la misión era meter gol en la portería contraria.

El encuentro se estiró, y ésa fue la perdición del Espanyol, pues con espacios, el Real Madrid demostró por qué es uno de los favoritos al título. Xabi, Kaká y Granero empezaron a conectar entre sí, y el gol se empezaba a oler desde el Puerto de Santa María. Y efectivamente, un disparo fuera de Benzema, y otro de Marcelo a bocajarro -que sacó Kameni de forma espectacular- precedieron al golazo de Granero. El Pirata controló maravillosamente un pase entre líneas de Xabi dejando atrás a su marcador, hizo una pared con Kaká y fusiló al meta blanquiazul solo desde dentro del área. Lo dicho, golazo. Cesc y Silva conectaron de forma muy similar en el primer gol de la Roja ante Estonia, y los más ventajistas aprovecharon para recordar que no jugaban en el Santiago Bernabéu. Afortunadamente, en Cornellá el Madrid contaba con Kaká y Granero.

AUN FALTANDO EFECTIVIDAD, GUTI Y RONALDO SENTENCIARON EN LA SEGUNDA MITAD


- LA FICHA:

0 - RCD.Espanyol: Kameni; Chica, Forlín, Pareja, David García; Verdú, Moisés; Nakamura (De la Peña 45), Iván Alonso (Coro 45), Luis García; y Tamudo.

3 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Albiol, Metzelder, Marcelo; Xabi Alonso, Guti, Kaká (Lass 80), Granero; Higuaín (Raúl 74) y Benzema (Cristiano Ronaldo 65).

Goles: 0-1 Granero (min.38), 0-2 Guti (min.78), Ronaldo (min.90)

Árbitro: Pérez Burrull, del colegio cántabro. Mostró tarjeta amarilla a Verdú (52), Chica (56), Granero (68), Xabi Alonso (77).

Estadio: Estadio RCDE Cornellà-El Prat (40.500 aficionados). Antes del comienzo del encuentro se guardó un respetuoso minuto de silencio en memoria de Dani Jarque.

El plantel de Pellegrini se marchó a la caseta con el buen sabor de boca que le dejó adelantarse en el marcador… y con ese mismo regustillo salió en la segunda mitad. Porque el Espanyol insistió en no cerrarse atrás, y el Madrid se movía como pez en el agua en la cancha perica de la mano de Kaká y Granero. Lo raro era que la manida efectividad no hacía acto de aparición. Pisaban y pisaban el área de Kameni pero no terminaban de encontrar la meta rival. Y fue entonces cuando Pellegrini decidió dar entrada a Cristiano Ronaldo y a Raúl para amarrar la victoria en lugar de Benzema e Higuaín, que no conectaron en ningún momento y se marcharon casi inéditos de Cornellá.

Sin embargo el segundo gol merengue no llegó de las botas de ninguno de los dos recién salidos, llegó de nuevo con la firma (cómo no) de Ricardo Kaká. El brasileño quebró en dos ocasiones a la zaga del Espanyol y asistió atrás a Guti, que volvió a mojar en casa del Espanyol después del gol de falta que marcó el año pasado. Entonces sentenció a los blanquiazules, y este año lo ha vuelto a hacer en lo que empezó como un merecido homenaje a Dani Jarque, y terminó como un homenaje a ese tiqui-taca que poco a poco parece consolidarse en la Casa Blanca. Para terminar, Cristiano resolvió con maestría un mano a mano con Kameni certificando el 0-3 con el que debutó el nuevo estadio espanyolista.