Tuvieron que transcurrir 60 minutos del partido ante el Sporting para que Pellegrini se diera cuenta de que este equipo, sin el '14', pierde el Norte con facilidad, máxime cuando el equipo presenta ausencias tan importantes como las de Benzema, Lass o Cristiano Ronaldo.
Y así fue, una primera parte y varios bostezos después Guti regresó, saltó al terreno de juego de El Molinón para tomar la riendas de un equipo desorientado. El centrocampista se lesionó en el tobillo tras la sexta jornada liguera y desde entonces no había podido formar parte de las convocatorias del técnico chileno. En su ausencia, los blancos cosecharon un incómoda victoria ante el Valladolid en casa y una dolorsa derrota ante el Milan en Liga de Campeones. En ellos, el Madrid siguió recolectando críticas sobre la falta de fluidez de un mediocampo al que se le exige "fascinar". Con el regreso del madrileño, los blancos recobraron algo de mordiente en una delantera mermada por la inconstancia de Kaká y el estéril empuje de Raúl.
Como anécdota, y sin tener en cuenta este periodo de baja de Guti, las apariciones del mediocampista en Liga como titular siempre habían coincidido en los partidos que los blancos disputaban fuera de casa. En Barcelona ante el Espanyol, en Villarreal y en Sevilla, Pellegrini tiró de él para conducir el ataque de su equipo con brillante resultado. Seguramente, si su físico se lo hubiera permitido, y en consonancia con las aparentemente casuales pero elaboradísimas rotaciones del técnico chileno, hubiera sido de la partida ante los asturianos.
Finalmente, el Real Madrid se volvió a casa con un empate a cero y la sensación de que la presencia de Guti es fundamental en este equipo para mover de forma coordinada y con cierto mordiente el resto de componentes. Él, al final del encuentro, lo resumió claramente: "Al equipo le faltan muchas cosas todavía". Entre ellas, más gente como él.
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