El holandés se reincorporó al Real Madrid tras las vacaciones de verano con el cartel de transferible puesto y con un mensaje claro por parte del cuerpo técnico: "Rafael, no contamos contigo". Sin embargo, conforme fueron pasando los días, la situación ha ido cambiando progresivamente. Finalmente no hubo ninguna oferta que pudiera interesar al jugador y al club blanco para que el '23' blanco abandonara el equipo merengue, y tras vender a Robben y Sneijder el discurso de Pellegrini cambió. Van der Vaart servía para este Madrid.
En los primeros partidos de Liga lo cierto es que el holandés no contaba mucho para el entrenador merengue, y hasta la cuarta jornada del campeonato no fue convocado por primera vez, y porque el parte médico obligaba a Pellegrini a llevarse a Villarreal a todos sus hombres que estaban sanos. Según ha confesado el propio jugador, en esas primeras semanas no se encontraba en la forma física ideal, y quizá por ello sólo jugó quince minutos aquella noche en El Madrigal, pero a partir de ahí, la aportación del holandés al Real Madrid fue in crescendo.
Van der Vaart poco a poco ha mejorado su estado de forma, se ha ido ganando la confianza de Pellegrini y además ha contado con la 'suerte' de las lesiones de sus compañeros, lo que le ha abierto un hueco en el equipo. Si en las primeras cuatro jornadas sólo jugó quince minutos, en estas cuatro últimas ha sumado noventa y seis, nada menos que seis veces y media más. Contra el Valladolid llegó a jugar de inicio incluso, y el sábado pasado en El Molinón fue el encargado de botar todas las faltas y córners durante los once minutos que estuvo sobre el campo, llevando el peligro a la meta local en cada lanzamiento. Estos buenos minutos le han valido para hacerse con un puesto en el once titular ante el Alcorcón, una circunstancia que a buen seguro se repetirá a lo largo de esta Copa del Rey.
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