Festival de fútbol y goles contra las campañas intoxicadoras

Set del Madrid. El Villarreal nunca bajó los brazos y estuvo en dos ocasiones a un gol del empate. Ronaldo fue el mejor de los de blanco al participar directamente en cinco de los goles, acompañado muy bien por Kaká e Higuaín, que hicieron sendos dobletes





Unos invitados de lujo como Diego López, Capdevila, Marcos Senna o Nilmar configuraban un cartel de aúpa para el partido de esta noche. Sin embargo antes del pitido inicial todos los focos estaban centrados en el banquillo madridista, donde Manuel Pellegrini había recibido toda una cascada de críticas después de la derrota en Lyon. El respetable del Bernabéu, no se sabe bien si porque no estaba de acuerdo con esa campaña de desgaste hacia el chileno o porque no había leído esos periódicos que han iniciado esta batalla personal contra el técnico blanco, recibió con indiferencia al chileno. Y si algún aficionado llegaba con ganas de entonar esa popular melodía del viento, los veintidós jugadores que estaban de corto sobre el verde se encargaron de hacérselo olvidar.

Y es que en el coliseo madridista se vivió uno de los partidos más emocionantes y más completos de la temporada. Los jugadores madridistas llegaron con ganas de hacer olvidar el tropiezo de Gerland y pronto empezaron a ver recompensados sus esfuerzos gracias a un nuevo cañonazo de Ronaldo. El luso estaba especialmente motivado en el día de hoy, con ganas de reivindicarse y demostrar lo ya mil veces demostrado sobre el césped, y en el diecisiete perforó la meta de Diego López desde el balcón del área. El balón cruzado a saque de falta quitó las telarañas de la escuadra que defendía el meta amarillo, que se une a la lista de porteros que ya han sufrido los libres directos del portugués este año junto a Mandanda o Leoni. Al primero dudaron, pero no puede ser que todos los porteros sean malos.

Ronaldo volvió a deslumbrar con un libre directo que entró por la escuadra de Diego López

Apenas dos minutos después, Kaká puso más tierra de por medio al transformar un penalti claro que cometió Marcano sobre Higuaín al trabarle en su carrera. Los dos goles parecía que serían insalvables para un Villarreal que hasta entonces se había limitado a defender, con jugadas en las que hasta los once jugadores estaban por detrás del esférico cuando atacaban los de blanco, pero Senna se encargó de darle alas al partido en el minuto 30 como si de un Red Bull se tratara. El hispano-brasileño transformó una falta de manual: a unos 25 metros de la portería, por encima de la barrera y con Casillas estirándose al máximo para configurar una estampa para el recuerdo… aunque no fuera en el libro de honor del madridismo.


El gol supuso un mazazo para el público del Bernabéu, que veía cómo el Villarreal se acercaba en el marcador cuando apenas había creado peligro. Sin embargo los que estaban sobre el césped no se dejaron amilanar. Hasta cuatro oportunidades claras tuvo el Madrid antes de marcharse al vestuario, y afortunadamente para los intereses blancos, nada más reanudarse el partido fue el Pipita el que vio puerta para el Madrid. Cristiano asistió al argentino desde la banda diestra después de recibir un pase en profundidad de Arbeloa (¡grande Arbeloa!) para que el ‘20’ blanco se desquitara de los últimos dos partidos en los que había sido sustituido a placer.

-          La ficha:

6 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Ramos, Albiol, Capdevila; Xabi, Lass (Diarra 82’), Granero (Van der Vaart 75’), Kaká (Raúl 80’); Ronaldo e Higuaín.

2 - Villarreal: Diego López; Javi Venta, Musacchio, Marcano (Pires 55’), Capdevila; Senna, Bruno; Fuster (Ángel 80’), Matilla, Marco Rubén; y Nilmar (Llorente 80’).

Goles: 1-0, Ronaldo (17’); 2-0, Kaká (p.) (19’); 2-1, Senna (30’); 3-1, Higuaín (55’); 3-2, Nilmar (66’); 4-2, Higuaín (70’); 5-2, Kaká (79’); 6-2, Xabi Alonso (p.) (86’).

Árbitro: Muñiz Fernández (Com. Asturiano). Amonestó a Marcano (19’), Lass (47’), Javi Venta (61’).

El Madrid no bajó los brazos nunca, ni cuando el Villarreal más apretaba

Al revés de lo que sucediera en otros partidos de principio de temporada, el Real Madrid no se dejó llevar y siguió atacando y atacando. El Villarreal se supo perdedor si mantenía esa estrategia ultradefensiva y fue cuando el equipo merengue encontró a la perfección los huecos con unos Higuaín, Kaká y Ronaldo en plan estelar. En lugar de buscar al hombre, se buscaba el hueco, y en lugar de embotellarse por el centro, se abrieron bien las dos bandas, y este plan tan básico del fútbol le salió a la perfección a los de Pellegrini. Marcelo y Ronaldo bien pudieron ampliar distancias mediada la segunda parte, pero paradójicamente fue el Villarreal el que marcó gracias a un gol de Nilmar en el sesenta y seis tras hacer una bellísima y efectiva doble pared con Pires dentro del área blanca. Sin embargo, fue sólo un espejismo.

El Madrid sabía que tenía que ganar este partido por lo civil o por lo criminal y, aunque jugaba ya con la sexta marcha puesta, pulsó el botón del ‘Turbo’ para despejar cualquier resquicio de duda. Apenas cuatro minutos más tarde, Higuaín volvía a poner tierra de por medio gracias a un buen pase en profundidad de Ronaldo (de nuevo, Ronaldo) hacia Marcelo para que éste asistiera a Higuaín. El Pipita marcaba su segundo gol y el que era el cuarto del Madrid, pero la fiesta no había terminado, porque aún llegarían dos goles más para espantar todos los fantasmas y las campañas intoxicadoras. Kaká aprovechaba a diez minutos del final un balón del omnipresente Cristiano en la frontal del área para certificar su doblete particular llegando desde atrás, como él parecía sentirse más cómodo en Milan. El '8' fue sustituido poco después y el gol el valió para ganarse la ovación del respetable, que poco antes parecía haberse quejado veladamente en dos fallos del brasileño. Y a falta de cinco minutos, Ronaldo forzó un nuevo penalti que fue transformado por Xabi Alonso con el suspense que le imprimió Muñiz Fernández al mandar repetirlo. El tolosarra marcó en las dos ocasiones y cerró la goleada del conjunto blanco. Un festival goleador que sirve para seguir vivo en la lucha por el título pero, sobre todo, para calmar los ánimos de todos los agitadores que buscan pescar en el río que supuestamente atravesaba revuelto el Estadio Santiago Bernabéu.