Ni Juanitos ni remontada: eliminados

Real Madrid 1-1 Olympique de Lyon





El partido no podía empezar mejor sin duda, el inicio soñado por todos: la remontada igualada con un tempranero gol, el público entregado totalmente a la causa y un Real Madrid empujando a más no poder, con hasta cinco ocasiones además del gol en los primeros quince minutos. Eso sí, también pudo ir mejor. Y es que Higuaín tuvo dos ocasiones inmejorables para encarrilar aún más la clasificación en los dos minutos que van del veinticinco al veintisiete. La primera fue de esas de las que al final te arrepientes, como finalmente sucedió. Llegó gracias a un pase en profundidad de Kaká, el argentino desbordó a Lloris, pero remató incomprensiblemente al palo cuando tenía toda la portería para él solito. Y apenas dos minutos más tarde, Lloris detuvo un buen remate raso del Pipita desde dentro del área después de una bonita triangulación entre Ronaldo y Kaká.Ser o no ser, todo o nada, vida o muerte, gloria o fracaso. El partido de esta noche se había ganado en la previa todos estos calificativos y muchos más, y sin duda se los merecía pues en juego estaba nada menos que pasar a los cuartos de final de la Liga de Campeones después de cinco años sin hacerlo. El madridismo era consciente de ello y por eso ocupó todos y cada uno de los asientos del Santiago Bernabéu conformando un ambiente de ensueño para lograr la remontada. Pero no fueron los únicos. Pues los hombres de Manuel Pellegrini también salieron al campo enchufados como nunca. De hecho, a los 17 segundos Kaká ya había rematado a puerta y a los cinco minutos Ronaldo ya había adelantado a los de blanco. El luso recogió un balón en profundidad de Guti, cómo no, en la banda izquierda y con su pierna zurda batió a Lloris por debajo de las piernas.

Higuaín tuvo la clasificación en sus botas en la primera parte

Qué bien le hubieran venido esos dos goles a un superior Madrid para matar a un ‘león’ que estaba completamente dormido, y que a punto estuvo de despertar si Makoun hubiera aprovechado un balón suelto en el área a diez minutos del descanso, sin embargo el centrocampista demostró que el gol de la ida fue casualidad. Antes de marcharse a la caseta, el Real Madrid volvió a demostrar dos veces más su superioridad con un remate de Higuaín que se marchó lamiendo el poste y una internada también del argentino que bien pudo haber terminado en penalti si el italiano Rizzoli hubiera querido, porque parecía claro que entre Cissokho y Boumsong habían trabado al madridista en su carrera.

Ficha técnica:

1 - Real Madrid: Casillas; Ramos, Garay, Albiol, Arbeloa (Diarra 80’); Lass; Granero (Van der Vaart 60’), Kaká (Raúl 77’), Guti; Ronaldo e Higuaín.

1 - Olympique Lyon: Lloris; Reveillere, Cris, Boumsong (Kallstrom 45’), Cissokho; Toulalan, Makoun (Gonalons 45’), Delgado, Govou; Pjanic (Ederson 80’) y Lisandro.

Goles: 1-0, Ronaldo (5’); 1-1, Pjanic (87’).

Árbitro: Nicola Rizzoli (Italia). Amonestó a Cris (25’), Granero (37’), Delgado (67’), Van der Vaart (87’)

Incidencias: Estadio Santiago Bernabéu. Lleno (80.000 espectadores). En el inicio del partido, hubo un tifo en las gradas con una enorme pancarta sobre el fondo sur con una imagen de la fuente de Cibeles con el lema “¡Volveremos!”.

Con una defensa bien colocada y con un ataque donde los tocones exhibieron mucha movilidad y profundidad, el Madrid había demostrado en la primera parte que tenía calidad, corazón y honor para levantar la eliminatoria, y si no se marchó al descanso con un marcador más abultado fue quizás por falta de acierto en momentos puntuales. Pero el inicio de la segunda mitad no se pareció en nada a la primera. Y es que pasados diez minutos de la reanudación, era el Lyon el que más se había acercado a la meta rival, con apenas dos tímidos tiros de Kaká y Granero del lado merengue. Ya fuera por cansancio, por exceso de confianza al saberse superior y dentro de la eliminatoria con el 1-0 a favor o por uno de esos lapsus de ceguera futbolística, lo cierto es que el conjunto blanco pecaba de imprecisión en ataque, casi no llegaba a portería y eso lo aprovechó el conjunto galo para hacerse poco a poco con el centro del campo.

En la segunda parte, el Madrid se diluyó poco a poco hasta desaparecer

Mediada la segunda parte, el Madrid había mirado a portería tan solo tres veces, se había diluido casi por completo y ninguno de los jugadores de mitad de campo hacia arriba parecía responder a la responsabilidad que se necesitaba, tan solo Ronaldo parecía con ímpetu y ganas de tirar del carro. Tan distinto pintaban las cosas que finalmente el cántaro terminó por romperse a quince minutos del final. Lisandro controló un balón lateral dentro del área para dejárselo a Pjanic, que entró como una bala en el área para fusilar a Casillas y lograr el empate. El Madrid tenía que hacer entonces el más difícil todavía. Pellegrini apostó por Raúl en lugar de un Kaká al que dejó indudablemente señalado y que, cómo no, se marchó al banquillo con cara de pocos amigos. Sin embargo, el más difícil no llegó. Quizás de diez eliminatorias iguales se hubiera pasado en ocho o nueve, pero precisamente en ésta el gol en contra fue una auténtica losa. La maldición pesó demasiado. El Lyon metió definitivamente a nueve jugadores detrás del balón y el último y tímido arreón blanco fue completamente inservible. Es más, Lisandro y Delgado a punto estuvieron de darle el gol del triunfo a los franceses en dos contraataques cuando se plantaron solos delante de Casillas. Con la impotencia final por no poder remontar, el conjunto blanco dijo adiós un año más a su competición fetiche, a la Décima, a la final en el Bernabéu, y a la máxima ilusión de un proyecto que dio sus primeros pasos como un elefante en una cacharrería pero que ha terminado en Europa como los cinco anteriores: con una decepción superlativa.