El equipo de Manuel Pellegrini afrontaba el encuentro con varias bajas, todas ellas concentradas en los puestos de ataque del equipo. Así las cosas, Raúl tuvo que ser el único atacante debido a las ausencias de Cristiano Ronaldo, Higuaín, Benzema y Van Nistelrooy, todos ellos con molestias físicas de diversa indole. Con estos condicionantes el Madrid, sumido en un mar de dudas por su fútbol, afrontaba el partido ante un Sporting que llegaba con la vitola de equipo revelación de la temporada hasta ese momento.
Tras una primera ocasión de dominio alterno que apenas tuvo su reflejo en las áreas rivales (Casillas y Juan Pablo sólo tuvieron que realizar una parada de mérito cada uno en la primera parte), los blancos se hicieron con el dominio absoluto del choque en la segunda parte. Y Kaká se erigió en el protagonista del encuentro, ya que de él nacieron las más claras ocasiones del partido.
La primera fue tras una buena combinación del conjunto blanco, en la que el brasileño recibió un buen pase en profundidad de Ramos, tras el cual dio el pase de la muerte a Granero, quien no supo batir al meta del Sporting. La segunda fue un lanzamiento de libre directo de Kaká, el cual fue brillantemente repelido por Juan Pablo. Y la tercera fue anulada de manera errónea por el árbitro Teixeira Vitienes, al interrumpir una jugada en la que Kaká controló con el pecho (aunque el colegiado pitó mano), tras lo cual cedió a Raúl, quien batió al meta del Sporting.
En definitiva, el Madrid vio como se le birlaban dos puntos en El Molinón en una muestra más del Villarato. Y es que, de haber actuado el árbitro con justicia, el Madrid tendría dos puntos de ventaja sobre el Barcelona. Pero claro, eso no interesa contarlo...
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