Ojos en el Bernabéu, oídos en Sevilla

Ganar o morir. El Real Madrid de Pellegrini se juega a una carta, la de la Liga, su única posibilidad de la temporada de llevarse algo a la boca en forma de título. Recibe al Athletic, teóricamente rival asequible para lograr los tres puntos sin excesivo sufrimiento, y los 160.000 oídos que abarrotarán el Bernabéu estarán muy pendientes de los transistores esperando un patinazo del Barcelona en esa tierra tan amable llamada Sevilla.

Jugar en dos campos obliga a distraer la atención, inexorablemente, hacia lo que pueda hacer el vecino, en este caso, el Barcelona. El Athletic de Caparrós es una fiera venida a menos. Especialmente fuera de su guarida, San Mamés. Aunque el madridismo estará casi más pendiente de los movimientos de los jugadores del Sevilla que del peligro que pueda crear el Athletic en Chamartín.

La batalla Madrid-Barcelona se vivirá, en esta ocasión, a 538 kilómetros de distancia. Con Athletic y Sevilla como invitados de lujo, la Liga vive su jornada clave. Habrá un último partido, pero se presenta como un trámite visto lo visto. El madridismo proclamará su sevillismo antes y durante su partido. Las emisoras de radio y el videomarcador serán la voz de millones de personas que esperan disfrutar de Cristiano, Higuaín y compañía mientras Negredo, Kanouté o Luís Fabiano nutren de energía a la afición blanca. Un partido a dos bandas que el Madrid debe ganar en el Bernabéu y ganar o empatar en el Pizjuán. La combinación de ambos términos despertaría, a buen seguro, el letargo de la Diosa Cibeles. Disfrute y sufrimiento en 90 minutos. Afinen los oídos que la Liga se decide hoy.