¿Una temporada de ilusiones rotas?

Balance de la temporada blanca





Con muchas ilusiones afrontaba el Real Madrid la temporada ahora finalizada. 250 millones de euros invertidos en algunos de los mejores jugadores del mundo (Cristiano Ronaldo, Kaká, Benzema y Xabi Alonso) y el regreso de Florentino Pérez eran motivos más que suficientes para que el madridismo recobrara la ilusión. Las multitudinarias presentaciones galácticas de principios del verano fueron buena muestra de lo ilusionada que estaba la gente con el proyecto, y las expectativas estaban situadas al máximo. No obstante, se dejaba atrás un año en el que el Barcelona había ganado todo lo que había disputado, por lo que la única aspiración que los dirigentes blancos tenían con este proyecto es que, al menos, pudiese hacer frente al Barcelona.

Para ello, Jorge Valdano (otro de los regresos estrella del club) encomendó la tarea de entrenar al Real Madrid a D. Manuel Pellegrini, un técnico que, en sus cinco años como entrenador del Villarreal, demostró que es capaz de conseguir que sus equipos jueguen bien al fútbol. En su periplo en el equipo castellonense supo también lidiar con el ego de jugadores como Riquelme, algo importante viendo la constelación de estrellas que se encontró en el conjunto blanco a su llegada. Y es que cuando el Real Madrid volvió de vacaciones para iniciar la pretemporada el chileno se encontró ni más ni menos que con 35 jugadores en nómina, por lo que su primera función fue la de convencer a los descartes que lo mejor para ellos era que se buscaran equipo. Así las cosas, y pese a que alguno de ellos se fue contra su voluntad, Pellegrini vio como Huntelaar, Sneijder, Heinze, Robben, Negredo, Míchel Salgado y Miguel Torres, entre otros, se enrolaban a otros equipos antes del comienzo de la temporada.

UN VERANO LLENO DE ILUSIONES

Los amistosos veraniegos sirvieron, además de que se empezaran a acoplarse las piezas nuevas en el equipo, para que la gente se ilusionara aún más si cabe con algunos de los nuevos fichajes. No en vano, Karim Benzema fue junto a Raúl el máximo goleador de la pretemporada con 6 goles, y Cristiano Ronaldo y Kaká empezaron a dar muestras de su calidad practicamente desde que debutaron. Aún así, había muchos ajustes que hacer: poco juego por las bandas, falta de compenetración entre los jugadores, problemas a la hora de defender las jugadas a balón parada, los cuales se reprodujeron en las primeras jornadas de campeonato.


Con la disputa de los primeros partidos oficiales se empezó a ver que el sistema inicial que quería imponer Pellegrini, un 4-2-2-2 con Cristiano Ronaldo y Kaká por detrás de los delanteros, no iba a poder llevarse a cabo. Con ese esquema el Madrid, a pesar de ser un ciclón en ataque, tenía muchos problemas para sostenerse atrás. Esa fragilidad defensiva pudo disimularse en los primeros partidos de Liga y de Champions, en los que el Madrid practicamente goleó a todos sus rivales, pero se hizo patente cuando tuvieron enfrente al primer rival de entidad de la temporada, el Sevilla, que les hizo un auténtico roto en el Sánchez Pizjuán.

ALCORCÓN, PRIMER FIASCO DE LA TEMPORADA

Tras esa derrota empezaron a aparecer las primeras voces críticas hacia la labor de Pellegrini, algo injusto debido a que la temporada no había hecho más que comenzar. Pero la primera crisis seria del equipo vino con la lesión de Cristiano Ronaldo. Los dos meses en los que el portugués estuvo de baja fueron sin lugar a dudas los más complicados para el equipo, que perdió a su principal referencia justo cuando ya se empezaban a dar los primeros síntomas de acoplamiento. Sin CR9 el Madrid firmó los peores partidos de la temporada. Y sin él vino el primer fracaso de la temporada: la eliminación de la Copa del Rey a manos del Alcorcón. Dos partidos nefastos (el del Bernabéu fue un insulto a los madridistas) en los que el principal perjudicado fue la figura del entrenador, y eso que el equipo había mantenido la talla en Liga y Champions, en las cuales sólo perdió un partido sin Cristiano (ante el Milan en el Bernabéu por 2-3).

La preocupación del club en aquel entonces es que el de Madeira pudiera estar disponible para el choque ante el Barcelona en el Camp Nou. Se consiguió por los pelos y, pese a que el equipo perdió por 1-0, la buena imagen que dio el equipo sirvió para que tanto el entrenador como los jugadores cogieran confianza de cara a los sucesivos encuentros. Desde entonces, y con Kaká fuera de combate por una pubalgia, el equipo a endosar no sólo buenos resultados, sino también un fútbol más elaborado. Pudo verse ante el Valencia en Mestalla (2-3) y el Olympique de Marsella en Francia (1-3), sin duda los dos mejores partidos de los blancos en este primer tramo de temporada. Tanto es así que, pese a todos los problemas en forma de lesiones y de acoplamiento al sistema de Pellegrini, se llegó a Navidades a tan solo dos puntos del Barcelona en Liga y clasificados para los octavos de final de la Champions.

Tras la vuelta de vacaciones, el Madrid siguió con su buena línea de juego en los partidos del Bernabéu, en el que, al contrario de otras temporadas, se mostraba practicamente inexpugnable. Pero fuera de casa tuvo dos pinchazos inesperados ante Osasuna (0-0) y Athletic de Bilbao (1-0), que provocaron que el Barcelona aumentara su ventaja hasta los cinco puntos. La derrota en San Mamés sirvió como punto de inflexión para que el equipo se pusiera las pilas en la Liga, y desde entonces los de Pellegrini sólo sumaron victorias hasta que el Barcelona rindiera visita al Bernabéu, encuentro al que los blancos llegaron como líderes.

ADIÓS AL SUEÑO DE LA CHAMPIONS

Pero hasta ese definitivo encuentro del 10 de abril el madridismo tuvo que digerir con desgana la que sin duda fue la gran decepción de la temporada: la eliminación, por sexto año consecutivo, de los octavos de final de la Champions por un equipo que ni por asomo se acerca al nivel que tiene el Real Madrid, que es el Olympique de Lyon. Muchos fueron señalados como culpables de esa nueva hecatombe europea: Pellegrini por su planteamiento en el partido de ida, Kaká por su bajo rendimiento, Jorge Valdano por la mala planificación de la plantilla... Lo cierto es que fue un varapalo para todos los que amamos a este club, ya que la Champions de este año tenía el aliciente añadido de que la final se jugaba en el Bernabéu, por lo que la eliminación echó al traste esa ilusión, y permitía al Barcelona la posibilidad de alzarse con el máximo cetro continental. Menos mal que el Inter de Mourinho lo impidió, porque si no otro gallo cantaría en estas fechas.

Eliminados de la Champions y de la Copa, la Liga era otra vez el 'Clavo Ardiendo' al que tenían que agarrarse los madridistas sí querían celebrar algún título esta temporada. Un título que, para muchos expertos en esto del fútbol, tenía fecha y hora de resolución: el día 10 de abril a partir de las 22:00 h. Y, al igual que en otros partidos trascendentales de la temporada, el Madrid volvió a no dar la talla. Lo peor de todo no fue la derrota ante el Barcelona por 0-2, sino la sensación de impotencia de los madridistas a la finalización del choque, que no podían entender como este Barcelona, que apenas llegó tres veces a la portería de Casillas, pudo llevarse el triunfo del Bernabéu de forma tan holgada, y lo peor aún: por qué el equipo de Pellegrini tuvo tan poca ambición aquella noche.

RÉCORD DE PUNTOS EN LIGA: 96

Las opciones de ganar esa Liga practicamente se desvanecieron con esa derrota. Pero los jugadores, haciendo honor a la historia del club, apretaron los dientes y no bajaron los brazos hasta el final a la espera de que el Barcelona pinchara para poder hincarle el diente. Su empate ante el Espanyol (0-0) dio vidilla a un Madrid que se dedicó a hacer los deberes, que no eran otros que ganar todos sus partidos a la espera de que pincharan los de Guardiola en uno de sus partidos fuera de casa. Pero ni Villarreal ni Sevilla dieron la talla ante los blaugrana, y la Liga quedó sentenciada en la última jornada, con el Barcelona goleando al Valladolid (4-0) y el Madrid no pasando del empate ante el Málaga (1-1).

Muchas preguntas surgen ahora tras la finalización de la temporada. ¿Hay que dar continuidad al proyecto con la figura de Pellegrini, o hay que buscar otro comandante que maneje el barco? ¿Como calificaría la temporada realizada por los blancos: buena, decepción, fracaso...? ¿Cuántos cambios hay que acometer en la plantilla? La respuesta no es fácil, y la dirección deportiva debe tomarse un tiempo de reflexión antes de tomar decisiones precipitadas.