El jugador brasileño del Real Madrid, Ricardo Kaká, siempre ha destacado por su calidad, su manejo de balón, su conducción en la contra y por su implicación con la religión que procesa, la iglesia Pentecostal Renacer en Cristo. Todas estas características le han servido para convertirse en un modelo de conducta. No obstante, en este Mundial los árbitros están dejando esta imagen del futbolista brasileño por los suelos.
El jugador blanco ha visto tres tarjetas amarillas, dos de ellas en el mismo, por lo que fue expulsado y sancionado con un partido, el tercero de la fase de grupo frente a Portugal. En el partido de cuartos ante Chile, Kaká volvió a ver una tarjeta amarilla que le hacen jugar ante Holanda con mucha precaución para no perderse el partido de semifinales.
En propio técnico brasileño, Dunga, ha reconocido estar preocupado por esta posibilidad al señalar que “es un problema, en efecto. Yo no quiero que Kaká quede suspendido. Se castiga a los jugadores técnicos y las faltas cometidas no se castigan. Esto es lamentable”, afirmo el técnico.
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