Benzema recupera sus pistolas

El francés anotó dos goles que le sirvieron al Madrid para darle la vuelta al tanto local (1-3). Di María, a pesar de no cuajar un buen partido, se estrenó como goleador. Özil debutó con algún detalle de calidad.





Hablar de Alicante y del mes de agosto es sinónimo de vacaciones, playa y chiringuito. El Madrid no fue, al menos a priori, a pasearse al partido ante el Hércules, sin embargo, las teóricas no son siempre las frases correctas cuando se mencionan parámetros del mundo del fútbol.

Mourinho quiso dejar en Madrid a su columna vertebral. Poco o nulo parecía su interés en este partido. Sin los Cristiano, Casillas o Ramos, la mayor atención recaía en el recién incorporado Mesut Özil. El germano fue titular y, aún lejos de lo que se espera, sí dejó detalles de clase. Su principal perla llegó en un pase magistral en diagonal que Di María, tras quedarse franco ante el portero, afeó disparando fuera.

Error de Adán

Ficha técnica:


HÉRCULES 1: Calatayud (Unai Alba, minuto 46); Juanra (Cortés, minuto 46), Pamarot (Sarr, minuto 77), Rodríguez, Peña (Pulhac, minuto 62); Fritzler (Abel Aguilar, minuto 46), Tiago Gomes (Farinós, minuto 90), Rufete (Kiko, minuto 46), Sendoa (Thomert, minuto 46); Tote (Del Olmo, minuto 90) y Portillo.

REAL MADRID 3: Adán (Dudek, minuto 46); Lass, Arbeloa (Benzemá, minuto 46), Juanan (Carvalho, minuto 46), Marcelo (Drenthe, minuto 46); Gago (Joselu, minuto 85), Khedira (Van der Vaart, minuto 56), Di María (Juanfran, minuto 77), Canales (Granero, minuto 46); Özil (Mateos, minuto 56) e Higuaín (Pedro León, minuto 46).

Goles: 1-0 Sendoa (40’), 1-1 Benzema (55’), 1-2 Di María (75’), 1-3 Benzema (81’)

Árbitro: Mateu Lahoz (Colegio Valenciano). Expulsó con roja directa a Pedro León, del Real Madrid, por dar una patada a Thomert.

Incidencias: partido de presentación del Hércules, disputado en el estadio Rico Pérez de Alicante ante 13.000 espectadores.

Sólo Canales y el mencionado Özil ponían intentos de calidad. Del resto poco o nada se sabía. Con Higuaín excesivamente aislado y esa dupla formada por Gago y Khedira demostrando que al mus pueden ser muy buenos pero que como pareja para crear fútbol tienen poco futuro, el Madrid jugaba a nada. Para colmo, un fallo de Adán al medir un balón colgado desde la playa de Benidorm por parte de Sendoa, acabó en la red de la meta blanca para rematar el estropicio de primer tiempo que se habían marcado los de Mourniho. Los blancos no sólo no jugaban a nada sino que, además, perdían. Al técnico luso se le empezaba a torcer el gesto como a ese perro avinagrado que sólo suelta bocados cuando ve cerca a su presa.

El Madrid estaba haciendo aguas y estaba más que obligado a cambiar su imagen. Para ello, Mourinho le dio un buen lavado de cara al once que saltó en la segunda mitad al césped del Rico Pérez. Mejorar lo ofrecido en el primer acto no era difícil y, pronto, el Madrid se acordó de lo que era la portería contraria. Un centro de Granero desde la derecha encontró a Benzema que, de cabeza, desperdició un regalo del pirata en forma de botín.

La clave de un delantero, según mandan los cánones, es no desesperarse ante un primer fallo. El carácter no es, precisamente, la mayor cualidad de Benzema pero supo reponerse a su error. Un buen balón en profundidad de Khedira encontró al delantero galo que, esta vez sí, se desmarcó con la suficiente antelación para amortiguar el cuero y depositarlo a su hábitat natural, la red de la meta del Hércules. Karim hacía bueno el segundo de sus remates (luego fallaría otro a placer) y le daba al Madrid y a Mourinho el respiro del marcador, que no del juego.

Benzema volvió a cumplir con el gol

Sin ser nada del otro mundo, el Madrid poco a poco tiraba de cierta lógica para acular al Hércules. Los locales, muy inferiores técnicamente a los blancos, fiaban a su físico su futuro en el partido. Van der Vaart, que tuvo sus minutos de reivindicación de cada día, se sacó de la manga un taconazo sin mirar que encontró al mejor Granero de la pretemporada que, a la remanguillé, estuvo cerca de abordar la meta local. Sin embargo, Unai Alba no se dejó arrebatar por segunda oportunidad la felicidad de no encajar un gol y sacó una gran mano.

Uno de los que cambiaron la cara de los blancos fue Pedro León antes de que éste cometiera el error de auto expulsarse por una niñería. El murciano, nada espectacular pero todo efectividad, se sacó de la manga un pase que dejó a Di María con todo para marcar. El argentino, que no cuajó un buen partido, no desagradeció el presente y, tras driblar al portero local, no sin alguna dificultad en el control fruto, tal vez, de la poca confianza que aún tiene en su juego, anotó a puerta vacía el gol que volteaba el luminoso en el Rico Pérez. El giro definitivo al marcador lo volvió a dar Benzema que, tras recibir un buen pase de Granero, se cargó de confianza al marcar su segundo tanto de la noche. Dos buenos goles y dos buenas pifias adornaron su partido. Al menos, los puntos de confianza se le dispararon de cara a la temporada. Sólo queda que sus balas no se transformen en fogueo durante el curso. Mourinho, el madridismo y Florentino se lo agradecerán.

Fotografías: realmadrid.com