La suerte volvió en el momento justo

Victoria balsámica que supone un paso más en el proceso de modelación del Madrid de Mourinho. Tras una mala primera parte, dos acciones aisladas sirvieron para solucionar la dura prueba que planteó una valiente Real Sociedad.





 

El partido comenzó con ritmo, pues la Real Sociedad salió de los vestuarios dispuesta plantarle cara a su rival, mientras el Real Madrid exhibía la velocidad y verticalidad de la que había hecho ya gala en el partido de Champions ante el Ajax. Sin embargo, una vez más, el equipo pecaba de ausencia de profundidad, pues los primeros intentos consistían en una serie de desafortunados tiros lejanos.

Así, el primer equipo en avisar con peligro iba a ser el local. La joven promesa Griezmann remataba sólo de cabeza desde el punto de penalti en uno de los pocos desajustes defensivos que se habían visto en el Real Madrid en lo que llevabámos de temporada. Una ocasión que no iba a cohibir a los blancos, pues Cristiano Ronaldo y Xabi Alonso seguirían abusando a continuación de los lanzamientos lejanos, sin llegar a inquietar en exceso a Bravo.

Pero, poco a poco, el Madrid empezó a dar síntomas de querer coger la manija del choque. A partir de un fútbol rápido y de combinación, el equipo (este sábado) de negro se fue adueñando del esférico hasta plantear el guión esperado para el choque. Uno dominio, por otra parte, infructuoso y finito, pues a los de Mourinho les costaba mucho encontrar espacios ante una defensa bien colocada como la vasca. De hecho, la Real se encontraba cómoda en la película, porque de nuevo Griezmann gozaba de la mejor ocasión del partido al desaprovechar un mano a mano con Casillas tras un doble error defensivo que, seguramente, le provoque a Mourinho dolor de cabeza durante los próximos días.


Poco a poco el cariz del partido se iba tornando más oscuro, ya que el equipo de Martín Lasarte fue sacudiéndose el dominio hasta crear verdadero agobio en la portería de Casillas. Las dos mencionadas ocasiones del galo, sumadas a una acción en la que Tamudo no pudo empujar el balón a portería vacía, evidenciaban que el Real Madrid estaba ante la prueba más difícil de lo que llevaba de temporada. Los blancos habían perdido con el paso de los minutos su presencia en el campo, naufragando a consecuencia de un centro del campo ausente y de su incapacidad para frenar el atrevido juego de bandas que le había propuesto su rival.

Di María desató al Madrid

La ficha:

1 - Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Ansotegui, Mikel González, De la Bella; Aranburu, Diego Rivas; Xabi Prieto, Zurutuza (Viguera, 68’), Griezmann; Tamudo (Agirretxe, 75’)

2 - Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Carvalho, Pepe, Marcelo; Xabi Alonso, Khedira; Ronaldo, Özil (Lass, 75’), Di María (Granero, 79’); e Higuaín (Benzema, 89’).

Goles: 0-1, Di María (51’); 1-1, Tamudo (61’); 1-2 Cristiano Ronaldo (75’).

Árbitro: Mateu Lahoz (Colegio Valenciano). Amonestó a Mikel González, Pepe y Sergio Ramos.

Incidencias: Tercera Jornada correspondiente a la Liga 2010/11. Estadio de Anoeta. Lleno (32.000 espectadores).

Llegó el descanso y con él, apenas se vio variación en las intenciones de los dos equipos. En los merengues la imprecisión era la tónica general, encarnada principalmente en un Cristiano Ronaldo en plena crisis de fe; mientras que la Real mantenía su plan de esperar atrás a la espera de su oportunidad. Pero la historia iba a cambiar gracias a un sorprendente y bello gol del mejor jugador hasta el momento de los visitantes. Di María recogió la pelota en la banda sinistra y avanzó hasta el pico del área, tralo cual se preparó el esférico para chutar con su pierna aparentemente mala, la derecha. Sin embargo, la pelota trazó un bello arco que se coló por la escuadra opuesta de Bravo, dejando claro que este equipo no ha perdido del todo su pegada.

El tanto dejó desconcertado a los donostiarras, que en los minutos posteriores se vieron superados ante el empuje de los de Mourinho. El Madrid gozó entonces de sus minutos de mejor fútbol ofensivo, aunque sin llegar al despliegue visto ante el Ajax días antes. Todo apuntaba, por tanto, de una victoria holgada; pero la Real no estaba dispuesta a dejar escapar tan fácilmente los tres puntos. En consecuencia, el tanto del empate llegó como el de Di María, de manera repentina e inesperada. Un centro en falta desde la derecha se convertía en una asistencia magnífica para que Tamudo sólo metiera su rodilla para empujar el balón a la red, ante la pasividad de la defensa madridista.

El partido volvía a empezar de cero y esta vez sólo se iba a jugar a 25 minutos. Y tal y como estaba discurriendo todo podía pasar, desde un tanto txuri urdin a una nueva ventaja blanca. Ahí iba a jugar un papel importante la suerte, la misma que parecía haber abandonado en los últimos partidos a Cristiano Ronaldo. Un azar caprichoso que lo mismo te da la espalda durante semanas como que te sonríe en el momento clave. Aunque si uno tiene la calidad del luso, lo más probable es que ésta llegue más pronto que tarde. Porque bastó con que el crack de Madeira tuviera una de esas faltas a 25 metros de portería para que su disparo encontrara la espalda de su amigo Pepe y se desviara hacia la portería de Bravo, logrando así la segunda diferencia merengue de la noche.

Con el 1-2, el Real Madrid optó por retrasar líneas y esperar a matar el encuentro a la contra. Lo que no impidió que la Real Sociedad tuviera alguna ocasión aislada de igualar el choque, aspecto que provocó el enfado de un Mourinho excesivamente sufriente en la banda. No en vano, el partido se acabó por convertir en un correcalles donde Higuaín, Marcelo, Benzema y el propio CR7 tuvieron la oportunidad de sentenciar, aunque sin mucho acierto, como viene siendo habitual. Sin embargo, poco importó ello ya, porque los tres puntos estaban en el zurrón y con ellos, la sensación de haber superado con demasiados apuros la primera prueba de exigencia máxima de la temporada.

Fuente de las imágenes: realmadrid.com